Berlín es una de las capitales culturales del mundo, debido a su historia y su constante vanguardia en materia artística y arquitectónica.
La oferta hotelera en Berlín es muy variada, con presupuestos para todos los bolsillos, pero también cuenta con un hotel muy peculiar, el Propeller Island City Lodge.
Este no es un hospedaje cualquiera, es una muestra de "arte habitable" creada por el artista Lars Stroschen en la que la vanguardia y las habitaciones únicas se mezclan.
El hotel se define como "Una fuente magnética para gente creativa, contempladores curiosos, filósofos y amantes de nuevas perspectivas” y en su ideario aseguran que “es más bien un planeta privado al gusto de su inventor. Aquí no hay nada comprado: cada construcción es una pieza única, todo es auténtico y todo tiene su función”.
El hotel comenzó cuando el artista empezó a alquilar habitaciones de su casa que eran previamente intervenidas artísticamente. Luego de un tiempo, el éxito de su peculiar hospedaje le permitió comprar un pequeño edificio en Berlín, que fue totalmente renovado y se convirtió en el hotel más original y bizarro de Alemania y Europa.
El Propeller Island City Lodge cuenta con 45 habitaciones de lo más extrañas e interesantes, ninguna es igual a la anterior y todas se rigen por una lógica filosófica que se plasma a través de manifestaciones artísticas como esculturas, materiales inusuales, estructuras mecánicas, juegos de luces y paisajes surrealistas.
Cada habitación tiene ambientación musical propia, también bautizada como "escultura acústica" por Stroschen.
Algunos cuartos tienen camas flotantes, jeroglificos egipcios, otros ofrecen féretros para pasar la noche y -hay una habitación- en la que directamente la cama y todos los muebles fueron pegados en el techo.
Cuartos de espejos, jaulas, camas que parecen salidas de un ovni y cuartos de manicomio con paredes acolchonadas.
Los amantes de las películas de mafiosos y escapes podrán dormir en la habitación-celda con el baño dentro del propio cuarto y un agujero en la pared para escapar.
Para los más osados, existe un cuarto con las camas dentro de cajas de madera de más de dos metros, y otro que se asemeja a un hospital psiquiátrico con camas con correas de cuero para atar a los "pacientes". Los precios del hotel no son desorbitantes, una noche en cualquiera de las habitaciones está entre los 70 y los 180 euros, dependiendo de la excentricidad del cuarto elegido.
Cada habitación es un viaje inigualable de sensaciones y visiones increíbles, pero el cuarto que más llama la atención es "El Caleidoscopio". Sus pareces están cubiertas íntegramente con espejos de distintos tamaños y se podés ver tu cara en distintos ángulos. Visitaste este hotel o alguno así de particular, cuéntanos tu experiencia aquí.
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