Muchas veces opacado por los colores y los sabores de sus dos grandes vecinos: China e India, Nepal es un país impactante donde los templos y su variada vida natural atraen a aquellos que estén en la búsqueda de un viaje espiritual y con paisajes únicos.
Con más de 140.000 kilómetros cuadrados de territorio, Nepal tiene su la mitad norte enclavada en las cumbres más altas del Himalaya como el Everest, el Kinchinjuga y el Makalu, entre otros picos icónicos. La otra mitad del país está tapizada por llanuras bajas y junglas con una variada fauna y flora.
A pesar de ser un país cuya población es mayoritariamente hinduista, las tradiciones, la arquitectura y la cultura están muy influenciadas por el budismo típicamente tibetano. La tolerancia, la paz y el respeto por las creencias del otro se pueden palpar en el carácter manso, servicial y tranquilo de los nepaleses.
La capital de Nepal, Katmandú, es una ciudad inigualable con un encanto mágico y un aura muy espiritual que envuelve todos sus rincones. Hay que tener en cuenta que -por estar en un valle- la ciudad está bastante contaminada y eso puede molestar a los turistas durante el primer día, pero no afecta para nada el viaje.
A más de 1300 metros sobre el nivel del mar, Katmandú deleita con su bullicio típicamente asiático, sus calles, mercados y templos.
Uno de los puntos que no se pueden dejar de visitar en esta ciudad es el complejo Swayambunath, también llamada "El Templo de los Monos", un importante centro de peregrinación budista ubicado en una de las áreas más altas de Katmandú. Swayambunath está coronado con una Stupa (una pirámide budista hecha para contener reliquias) de más de 2.500 años decorada con los ojos de Buda que vigilan toda la ciudad. En los días más claros la magnífica vista permite divisar los Himalayas.
Por otro lado, en el corazón de la ciudad, está la Plaza Dubar que cuenta con el Palacio de las Cincuenta y Cinco Ventanas, que despliega antiquísimas esculturas y puertas doradas.
El templo más importante del budismo tibetano -en Katmandú- es el Boudhanath Pashupatinath, ubicado a 8 kilómetros del centro de la ciudad. Esta estupa, la más grande del mundo, fue construida en el siglo 5º A.C y tiene varios nichos que representan las enseñanzas de Buda. Varios pequeños templos rodean la estupa y son visitados por miles de peregrinos que hacen sonar las campanas y meditan ante la vista de los monjes que pacíficamente custodian el lugar.
Cualquier persona en búsqueda espiritual o interesada en la historia de las religiones debe viajar al pueblo de Lumbini, en la región de Terai, muy cerca de la frontera con India. Los budistas consideran a este poblado como el lugar de nacimiento de Buda, ya que en 1896 se descubrió un pilar de piedra de 6 metros de alto erigido por Ashoka en 249 A. C. para conmemorar el nacimiento de Buda. En 1997 la UNESCO le otorgó a Lumbini el galardón de Patrimonio de la Humanidad.
Al día de hoy se pueden ver la columna de Ashoka y el estanque sagrado dónde se cree la madre de Buda se baño luego del parto.
Una de las regiones más recomendables para conocer el Nepal "natural" es Pokhara, un área de aire puro y mil actividades de aventura para llevar a cabo. La ciudad, la segunda de mayor importancia de Nepal, está enmarcada en un poético valle y junto al lago Phewa Tal, desde donde comienzan todas las excursiones a las montañas. Pokhara atrae, mayoritariamente, a los amantes del trekking y las largas caminatas al aire libre. La caminata más famosa de esa región es "el circuito de los Annapurnas", un trekking que recorre pueblos inaccesibles y caminos soñados a la vera de la cordillera de los Himalayas.
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