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14 de agosto de 2013
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Por la ruta de los pueblos blancos

En la provincia de Cádiz, Setenil de las Bodegas se destaca dentro de este tradicional circuito andaluz
Por la ruta de los pueblos blancos
Murralas de Setenil de las Bodegas

Por Ignacio Stábile
La riqueza y la diversidad de Andalucía está a la vista de cualquier visitante: la antigua convergencia de árabes, judíos y cristianos ha dejado un legado arquitectónico, gastronómico y cultural excepcional en el sur de España.
Cuando uno piensa en Andalucía, generalmente lo primero que viene a la cabeza son las imágenes de la imponente Alhambra de Granada, las eclécticas catedrales de Sevilla y de Córdoba y sin dudas algunas de las localidades que salpican el mar Mediterráneo. Seguramente, pensando en mayor o menor medida en las maravillas andaluzas, llegaremos a la famosa ruta de los “pueblos blancos”, un conjunto de localidades que se encuentran entre Cádiz y Málaga.
Lo que caracteriza a este conjunto es, como su nombre lo dice, el color blanco de las fachadas de las casas, debido al uso de cal para evitar los efectos del agobiante calor sureño.
Setenil de las Bodegas es un excelente exponente de este grupo de pueblos, que invitan a recorrer otra España: aquella apartada de la rutinaria y ajetreada vida urbana, más rural, más natural, más tranquila por donde se la mire.
Desde Cádiz, la distancia es de 143 kilómetros y si se parte desde Málaga, 120 kilómetros. También se accede fácilmente por tren tomando el tramo que realiza RENFE entre Algeciras y Granada.
La historia de Setenil está muy emparentada con la Reconquista por parte de la Corona en su avance frente a los árabes. Luego de varios intentos sin logros, la localidad es recuperada en 1484, ocho años antes del triunfo final de los Reyes Católicos, en 1492.
En esta nueva etapa, sus primeros habitantes se caracterizaron por pertenecer a la estirpe hidalga española, que se dedicó principalmente a actividades agrícolas y ganaderas.
Los siglos siguientes significaron, para los setenileños, el afianzamiento dentro de la región y la resistencia frente a la invasión francesa en el inicio del siglo XIX, que involucró a buena parte de su población.
En la actualidad, los visitantes que llegan a Setenil de las Bodegas encontrarán no solo la calma de un pueblo donde viven algo menos de 3 mil habitantes, sino un particular entramado urbano que es la característica distintiva que provoca la sorpresa y el encanto de quien la visita.
Debido a que este pueblo blanco se encuentra enmarcado por la Sierra de Grazalema (cercano al Parque Natural del mismo nombre), muchas de sus casas se encuentran debajo de las rocas y otras por encima de ellas, generando diversos desniveles y una impronta única en Setenil de las Bodegas.
Varias son las propuestas para el turista que arriba a esta localidad.
Rememorando los años del reinado árabe, destaca dentro del acervo patrimonial de Setenil la Fortaleza Nazarí, que data del siglo XIII y que supo ser el área central del lugar antes de la Reconquista. Integrada por el Alcázar, la Medina, la Mezquita, junto a antiguas zonas residenciales privadas, este tipo de obras arquitectónicas se pueden observar en la mayoría de las ciudades y pueblos de Andalucía.
También puede visitarse la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, donde los estilos gótico y mudéjar generan una combinación particular. Se suman a este atractivo una gran cantidad de ermitas que aprovechan la irregular pero fascinante geografía rocosa.
Una buena forma de empaparse un poco de la vida de Setenil de las Bodegas es, al igual que en muchas ciudades y lugares del mundo, sentarse en un bar y apreciar la vida callejera. Y de paso, por qué no, degustar alguno de los platos típicos de la región: sopas cortijeras (a base de pan, espárragos y aceite de oliva), migas de pan, batatas con miel, entre otros.
Asimismo, la localidad ofrece algunos de sus productos típicos, característicos de Andalucía: chorizos, jamones, legumbres, quesos y, por supuesto, aceite de oliva, que en el caso de la presente localidad, produce uno que ha sido premiado por la Diputación de Cádiz con el Premio Olivo de Plata en los años 1999, 2000 y 2001 como el mejor aceite de la provincia.
Escapando a los destinos más tradicionales del sur español, pero manteniendo una fuerte identidad, donde conviven los rastros de religiones diferentes plasmadas en los edificios, en sus calles, en su gastronomía, Setenil de las Bodegas invita a descubrir la magia que cubre a los pueblos blancos andaluces.


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