Palmanova, la ciudad estrella

Por Verónica Luna

Una estrella de nueve puntas se dibuja sobre un territorio pequeño, a 120 kilómetros de Venecia. La vista aérea es la que mejor perspectiva ofrece ya que se puede apreciar en detalle el contorno que la caracteriza. Sin embargo, el recorrido por la ciudadela es como un bocado que se degusta a pie.
La Historia
La virtual amenaza de sufrir una invasión por parte de los ejércitos enemigos, especialmente del imperio otomano,  fue motivo suficiente para buscar alternativas de defensa. En el siglo XVI las ciudades amuralladas se volvieron frecuentes en casi toda Europa. Reminiscencia de aquella época es Palmanova convertida en un legado que sorprende.
El diseño
La construcción de una ciudadela con forma de estrella fue una original manera de poner en práctica la estrategia militar. Un territorio amurallado con un diseño innovador para la época fue clave para la seguridad, ya que cada una de las puntas permitía que se pudiera proteger y cuidar de las otras. Las tres puertas que daban acceso a la ciudad estaban denominadas como Aquileia, Udine y Cividale, estaban custodiadas, mientras que un foso la rodeaba.
Las puertas son los únicos aspectos de la ciudadela que pueden observarse desde el exterior. Creación del italiano Vincenzo Scamozzi, los portales conservan la misma estructura: un patio interior, pórticos con forma de arcos y salas que eran utilizadas para albergar a soldados y médicos. La puerta de Aquileia fue la entrada oficial para huéspedes de renombre, mientras que sobre la puerta Cividale se encuentra el Museo de Historia Militar.
Durante el período de 1815 a 1866, Palmanova estuvo bajo dominio austríaco. A principios del siglo XX fue anexionada a la región de Friuli en Italia.
La ciudadela
La visita a Palmanova es un viaje a través del tiempo. El recorrido que conduce al corazón de la ciudadela no tiene desperdicio. Todos los caminos confluyen en el punto nodal que constituye la plaza central, eje central en donde se desarrollan los principales eventos y festividades como la de Santa Jutina -Patrona de la ciudad-, que se realiza  entre fines de septiembre y octubre.
La plaza, de forma hexagonal, fue construida por los venecianos en el siglo XVII. A sus alrededores se encuentran los principales edificios de la fortaleza, entre los que destacan la Catedral y palacios que dan cuenta de su espíritu esencialmente militar,  como la Loggia della Guardia, Palazzo dei Provveditori Generali, el Palazzo del Monte di Pieta y el Palazzo del Governatore delle Armi.
La ciudad amurallada es en sí misma un atractivo turístico. Se recomienda la visita a pie puesto que el poblado es pequeño y la circulación vehicular no sólo se torna difícil sino que además el estacionamiento en el centro de la ciudad puede ser motivo de altas multas.
Entre los puntos de interés que pueden visitarse en la ciudad se encuentra el Museo de Historia Cívica, un reservorio de objetos y documentos que permiten conocer un poco más en profundidad la trayectoria del conglomerado desde sus orígenes hasta la Segunda Guerra Mundial.
El Cuartel de Montesanto es un viejo edificio utilizado para actividades militares. Se accede a él a través del ingreso por la puerta Udine. Fue construido entre 1808 y 1813 por las tropas de Napoleón Bonaparte, como una modalidad para reforzar la seguridad y evitar el ataque enemigo. El edificio conforma parte del patrimonio de Palmanova. En la actualidad se lo utiliza como un espacio para la presentación de muestras de arte contemporáneo.  Pero no es la única edificación con propósitos militares que se preserva como parte de la identidad de la ciudadela. Los recintos utilizados para guardar las municiones y que oficiaban de polvorines son otros de los espacios que pueden apreciarse, en el cual también se realizan muestras de arte temporarias.
La Catedral es una visita obligada. Data del siglo XVII. En su construcción resaltan el campanario y la decoración barroca y los frescos que alberga en su interior. Su fachada contiene imágenes religiosas, entre ellas la de Santa Justina, a quien está dedicada la iglesia.
La belleza de Palmanova y su gran bagaje histórico-cultural la convierten en una pequeña urbe con magníficos atributos para conocer y disfrutar. Esas características no pasaron inadvertidas, por eso en 1960 fue declarada monumento nacional. Palmanova hace realidad el deseo de viajar a través del tiempo. Es una estrella imperdible, que de fugaz no tiene nada.
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Más información en http://www.turismofvg.it

Fotos: Fabrice Gallina/Archivio Fotografico Comune di Palmanova/Ecoplane.