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09 de abril de 2014
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Monumentos a la nada

Desperdigados por los viejos territorios de los Balcanes, quedan testimonios de un pasado que pretendió ser futuro. Imponentes construcciones destinadas a ser ejemplo de grandeza, hoy solo son mudos testigos de un pasado que se fue con pena y sin gloria.
Monumentos a la nada
Impresionantes formas que permanecen, testimonios de antes

por Rodrigo Carretero

Allí donde la sangre de los hombres regó las praderas, sus fantasmas rogaban, imploraban para que no se los olvide.  Quién se acordó de ellos y decidió que su memoria fuera el presente de un gran futuro comunista fue el ex presidente yugoslavo Josip Broz Tito. Entre las década  de 1960 y la siguiente decidió conmemorar aquellos sitios donde se luchó contra turcos y más tarde, nazis y fascistas. Sitios de batallas y campos de concentración ubicados a lo largo y ancho de la vieja Yugoslavia fueron los lugares elegidos para emplazar grandes monumentos, testimonios de las luchas contra el invasor. La idea del Mariscal Tito, basada en la particular arquitectura, era crear estructuras futuristas, asentadas en las bases de la memoria, para generar la impresión de un socialismo que duraría mucho más que lo imaginable. Las obras profetizan el futuro, la conquista del espacio y el tiempo. Combinando piedras y metales, sin escatimar grandilocuencia, la visión de la utopía llegó a la realidad concreta de manos de escultores y arquitectos como Dušan Džamonja, Vojin Bakić, Miodrag Živković, Iskra Grabul, Bogdan Bogdanović y Gradimir Medaković. Caído el muro, y el Potemkin encallado, hoy, estos monumentos son atractivos turísticos y de peregrinaje de aquellos que encuentran en su aura mística, lo que podría haber sido, lo que merecía haber continuado.
Diseminados por entre los paises en los que estalló Yugoslavia en los noventa, hoy los monumentos se encuentran dentro de las fronteras de Croacia, Serbia, Eslovenia, Bosnia y Herzegovina, Bulgaria, por lo que armar un itinerario para conocerlos todos se convierte en una tarea casi de alto riesgo.

La forma permanece

A continuación un recorrido por algunas de estas obras, de un total de 25. Cabe destacar que todos son impactantes y diferentes, debido a sus formas, significados y ubicación. El Buzludja es uno de los mayores monumentos ideológicos erigidos en Bulgaria. Su construcción que comenzó en 1974 y se terminó en el ´81, fue financiada por el gobierno socialista búlgaro y mediante donaciones de los miembros del partido. Desde la carretera en la base del monte del mismo nombre, se lo observa como un gran plato volador junto a una torre de 70 metros. La idea circular de su arquitectura obedece a que fue destinado como centro de reunión del Partido, con una cámara central. Todo el exterior está decorado con mosaicos que evocan las luchas comunistas, la construcción de la sociedad socialista, el emblema soviético y una frase en búlgaro que reza: "Proletariado de todos los países, ¡uníos!".  
En Croacia, en la región de Podgaric, y erigido en 1967, se levanta el monumento que conmemora el día 10 de Abril de 1941, día en el que Croacia se independizó del reino de Yugoslavia. Su estructura en sentido horizontal, simulan dos grandes brazos, esperando acoger a los habitantes de la novel nación, nacida a instancias de la invasión alemana a Yugoslavia. Las fronteras de hoy dividen lo que ayer fue un todo y si bien lo recordado sucedió antes, el Monumento de los Tres Puños, en memoria de los 10 mil ciudadanos que fueron ejecutados en Niš, Serbia, bien puede ser un homenaje a las víctimas de heridas aun cicatrizando. Este monumento está situado en Bubanj Memorial Park, creado por el croata Ivan Sabolić  y fue inaugurado el 14 de octubre de 1963. En Macedonia, la imaginación de los hombres erigió una curiosa forma para homenajear a  la tropa de Pitu Guli que defendió la ciudad de Krushevo de las tropas turcas procedentes de Bitola, en 1903.
Otro de los gigantes, también ubicado en Croacia, al sur de Belgrado es el Kosmaj, dedicado a los  soldados muertos en la Segunda Guerra Mundial. Es un símbolo de esta región y es visible desde muy lejos debido a que se encuentra emplazado en la cima del monte homónimo. Como la mayoría de estas obras, está hecho de hormigón armado, y recubierto con placas de acero cromado, las cuales fueron saqueadas luego de que el monumento fuera abandonado. Cercano se ubica el Petrova Gora, un complejo que en su curiosa forma, pretende tener presente el valor de un grupo de médicos que utilizaron la montaña para construir un hospital de campaña y refugio durante la Segunda Guerra Mundial. Lo curioso de la historia es que los soldados alemanes jamás pudieron hallarlo y el nosocomio funcionó a pleno durante 6 años a espaldas del invasor.  A primera vista, su forma da la impresión de ser una estructura deconstructivista, expresiva y llena de preguntas, aun sin respuestas.
El periplo continúa hacia el Monumento Nikšić. Tan abandonado a su suerte como sus pares, y con su estructura desnuda debido a la caída constante de la mampostería de yeso labrado, tan solo sobreviven en él, las  32 placas con los nombres de los yugoslavos asesinados por italianos en ese mismo lugar. La lista y los lugares a visitar sigue con, por ejemplo, el Kosovska Mitrovica, Kadinjača, el Tjentište, ó el Kozara. Todo aquel viajero que le interesa el tema, tan solo tiene que aventurarse hacia aquellas tierras olvidadas por la paz, donde los hombres se han matado unos a otros, por siglos y siglos, y tan solo uno ha tratado de que el pasado y lo que sería un promisorio futuro, formaran parte de una misma historia. Aquella historia fragmentada que nos llegó en formas que permanecen y hoy tan solo son símbolos vacíos, monumentos a la nada.

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