Por Guadalupe Araoz
Las ciudades subterráneas de Capadocia
En la región de Capadocia, en Turquía, como resultado de las erupciones se formó una gran meseta de chimeneas volcánicas que Ana Raquel supo fotografiar. Aquí florecieron civilizaciones como la asiria, hitita, bizantina, selyúcida y otomana. Sus paisajes lunares, cubiertos de formas caprichosas, contienen moradas humanas escarbadas artificialmente en la roca o dentro de cavernas naturales, muchas de las cuales continúan siendo habitadas. Su situación geográfica la llevó a ser centro de rutas comerciales pero también a sufrir continuas invasiones. Para protegerse, sus habitantes construyeron ciudades subterráneas que les permitieron refugiarse durante meses sin necesitar salir al exterior. La más conocida es la ciudad de Kaymaklı que consta de nueve niveles equipados con respiraderos, pozos de agua, caballerizas y panaderías para hospedar hasta 20.000 personas. Durante el primer período de difusión de la religión cristiana estas ciudades ocuparon un rol central al albergar a los primeros cristianos que intentaban escapar de los soldados romanos y de los musulmanes que pretendían evitar a propagación de su fe. Algunas cámaras fueron utilizadas como templos y decoradas con frescos. Más allá de las extrañas formaciones geológicas únicas en el mundo, Capadocia consta de un rico patrimonio histórico y cultural.
Las iglesias medievales etíopes de Lalibela
Las once iglesias monolíticas rupestres de Lalibela fueron talladas en roca basáltica rojiza durante el siglo XII y XIII durante la Dinastía Zagüe. Denominadas “nuevo Jerusalén”, conforman una de las zonas más bellas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Fueron concebidas como una representación simbólica de Tierra Santa en el corazón de Etiopía y utilizadas por sacerdotes ortodoxos. Cada una es única en tamaño, forma y decoración. Excavadas bajo la superficie, algunas llegan a alcanzar los 10 metros de altura encontrándose comunicadas entre ellas a través de túneles y pasadizos. La más famosa de ellas es la iglesia de San Jorge (Beta Giyorgis), con forma de cruz, que se puede observar en la fotografía de Rod Waddington. La más alta y extensa, llamada Biet Medhani Alem, acoge la Cruz de Lalibela y se trata probablemente de la mayor iglesia monolítica de la acutalidad. Muchas de ellas aún son un lugar de devoción y peregrinación.
El fuerte Chittorgarh
Elfuerte Chittorgarh, construido en el siglo VII sobre una colina de 180 metros, es el más grande de toda India con sus 2.8 kilómetros cuadrados y su doble muralla de 13 kilómetros de circunsferencia que resguardó durante décadas templos, palacios, memoriales, espejos de agua y torres de hasta 37 metros de altura. Sus ornamentos y detalles arquitectónicos reflejan la iconografía indú y resultan tan surreales como la visión del fuerte sobre una montaña en medio de una planicie desierta. También es impactante la historia del pueblo guerrero que la vio en todo su explendor: los Rajput de Mewar. Frente a tres invasiones mogolas se lanzaron a sangrientas batallas y sus mujeres cometieron jauhar al caminar dentro del fuego para no sufrir la deshonra de un matrimonio con el enemigo. Finalmente en 1568 la fortaleza pasó a formar parte del imperio mogol perdiendo su fama de infranqueable y su relevancia política. El complejo, que se puede observar en la imagen tomada por Ramnath Bhat, se trata de una joya arquitectónica apenas conocida por el turismo pero que ha servido de musa a visitantes y artistas a lo largo del tiempo.
La Gran Muralla China
Erigida como estrategia de defensa frente a los ataques nómadas de Mongolia y Manchuria, fue contruida entre el siglo V a. C. y el siglo XVI. Su nombre, en mandarin significa “la larga muralla de 10’000 Li”, medida que representa el infinito. Hoy en día solo queda un 30% de sus 21’196 km2 originales que fueron custodiados, en su apogeo, durante la dinastía Ming, por más de un millón de guerreros. La muralla, construida en zócalo de piedra y alzado en ladrillo para que resista las inclemencias del tiempo, cuenta con alrededor de 7 metros de altura y entre 1,5 y 5 metros de ancho. Su fama de ser el mayor cementerio del mundo se debe a que aproximadamente 10 millones de trabajadores murieron en sus inmediaciones. Fue designada Patrimonio de la Humanidad, dado su gran valor histórico, y eleguida como una de Las Siete Maravillas del Mundo Moderno. El mito lleva a pensar que se trata de una muralla única pero en realidad está compuesta de una serie de murallas no interconectadas, a causa del emplazamiento natural, pero que causan la sensación de una línea contínua.
Petra, la ciudad de piedra
La capital del antiguo reino nabateo se encuentra escondida dentro de un angosto valle al este del mar Muerto y a 200 kilómetros de Ammán, en Jordania. Adentrándose en El Siq, un estrecho cañón desértico de altas murallas naturales de hasta 80 metros de altura que fueron creadas por la erosión del agua a través de miles de años, repentinamente asoma una ciudad excavada y esculpida en piedra. La fachada de Al-Khazneh (el Tesoro) que aparece ne la fotografía de Charles Roffey es la primera en presentarse entre las paredes del cañón y la más fotografiada del lugar debido a sus deslumbrantes tallas y los colores rosáseos de la roca. Entre templos, altares, escaleras y monasterios también se encuentra un anfiteatro de estilo romano con capacidad para 3 mil personas. Inscripta como Patrimonio Mundial de la Unesco y como Parque Nacional Arqueológico, la ciudad roja de piedra pasó a formar parte de las Siete Maravillas del Mundo Moderno. Las gigantescas rocas rojas, su situación de escondida y de ciudad-escultura con su historia de tiempos lejanos donde prosperó como anclaje para el comercio caravanero uniendo las rutas de la seda y las especias, hacen que el lugar no pierda su magia a pesar del turismo que atrae. Caminando entre sus laberínticos pasadizos y cañones de soberbia belleza uno se siente un poco Indiana Jones a la espera de un giro insólito del destino dentro de alguna entrada oculta.
Las ruinas de Machu Pichu
Las ruinas de la ciudad de Machu Picchu, en Perú, conforman una prueba tangible del poder y las habilidades de ingeniería que poseía el Imperio Inca. La ciudadela consta de aproximadamente 200 estructuras en piedra que solían constituir viviendas, templos, terrazas de cultivo, plazas y desagües, entre los pronunciados acantilados del paisaje en las laderas orientales de los Andes. Se desconoce tanto su propósito como la razón de su abandono dado que su cultura no poseía una lengua escrita conocida. El sitio, además de impactar visualmente como se ve en la fotografía de Ik T, también es considerado el centro de una red de senderos relacionados con eventos astronómicos, como la puesta de sol del solsticio, y, por ende, un punto con una energía particular. Más allá de las creencias que uno tenga y las historias de misterio que se hilaron alrededor de sus ruinas, Machu Picchu deja a los visitantes sin aliento a la primera mirada.
El Buda de Leshan
DAFO, como lo llaman los nativos de la ciudad, con sus 71 metros de altura fue consagrado como el Buda de piedra más alto del mundo esculpido a mano. La representación de Maitreya, el Buda futuro que vendrá a predicar el dharma, se encuentra sentado con las manos sobre sus rodillas en la ladera frente al monte Emei en la confluencia de los ríos Dadu, Qingyi y Minjiang, en China. La leyenda cuenta que un monje comenzó a construirla 1’300 años atrás para apaciguar los espíritus del agua que causaban accidentes a los barqueros. Cuando sus discípulos terminaron de construirlo, 90 años más tarde, las aguas se calmaron por la cantidad de escombros desechados. Cada uno de sus pies mide 11 metros mientras que las orejas, que se ven de cerca en una de las plataformas de observación, constan de 7 metros de alto. El complejo, considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, también cuenta con templos, caminos de estelas, bosques, cascadas para refrescarse y senderos que suben y bajan para disfrutar al máximo la belleza del entorno.
Los templos de Ankor
La región de Angkor, ubicada al norte de la provincia camboyana de Siem Reap, fue el centro político y religioso del Imperio Khmer durante su época de esplendor entre los siglos IX y XV. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, actualmente es uno de los sitios arqueológicos más importantes del sudeste asiático. Con una extensión de 400 km², sus monumentos, templos y depósitos de agua escondidos entre la espesa selva continen un alto valor simbólico, arquitectónico, arqueológico y artístico. El arte Khmer, representado en el complejo y que se puede observar en la imagen tomada por Benjamin Thomas, fue una influencia importante para el desarrollo de un nuevo horizonte artístico en el arte oriental y la arquitectura. Angkor Wat, el templo más conocido en parte gracias a su aparición en la película americana Tom Rider, se convirtió en un símbolo del país apareciendo en la bandera nacional. Hoy en día se encuentra abierto al público y sólo se permite recorrerlo a pie o en bicicleta amplificando la sensación de estar viajando en el tiempo.
La mágica Bagan
La antigua capital del imperio de Birmania, que hoy en día forma parte de Myanmar, es la más preciada joya del patrimonio cultural birmano con sus 2 mil templos en un área descomunalmente extensa para cubrirla en bicicleta. La zona llamada Old Bagan concentra la mayor parte de las construcciones que hablan de la grandeza de un pasado que hoy en día es opacado por la situación política dictatorial del país. Los monumentos, contruidos entre los siglos XI y XIII, tienen diferentes tamaños, formas y estados de preservación. Algunos se encuentran llenos de vida a causa de sus devotos y otros se componen de una pila de escombros. Comparten el diseño arquitectónico, su color marrón y su aire mágico dado, en parte, por la magnificiencia del conjunto y la vista que se obtiene desde sus terrazas, como se ve en la fotografía de KX Studio. Los campesinos de la región cuelgan jarras de arcilla con agua de pozo de los árboles para los viajeros sedientos ayudando a crear la sensación de encontrarse viajando en el tiempo. Cada año, centenares de fotógrafos se dejan cautivar por la salida del sol sobre la pradera de Bagan.
Monasterios suspendidos en el cielo
En la región de Tesalia, custodiando una diminuta ciudad griega bautizada Kalambaka, surgen numerosas columnas naturales de roca de 600 metros de altura, llamadas Meteora. Sobre sus empinadas cumbres se encuentran monasterios cristianos ortodoxos que fueron construidos entre los siglos XIV y XVI con el fin de escapar de los turcos y los albaneses, como el que ha retratado Graeme Churchard. En la antigüedad la zona contó con 24 centros para la actividad monástica, pero muchos de ellos fueron destruidos durante la Segunda Guerra Mundial por tropas alemanas. Actualmente 6 de ellos continúan siendo habitados: el monasterio de San Nikolas Anapafsas, el de Roussanou, el de la Santa Trinidad, el de San Esteban, el de Varlaam y el de la Metamorfosis o Gran Meteoro. Este último es el más interesante. Fundado por Atanasio a 613 metros sobre el nivel del mar, atesora una iglesia de arquitectura bizantina y frecos multicolores que retratan las persecusiones que sufrió la cristiandad. En el pasado el único acceso consistía en ascensores armados con un cesto y una cuerda. Hoy en día cuenta con escaleras y puentes que permiten la visita. Suspendidos en el aire, los monasterios de Meteora representan un logro artístico y un fuerte ejemplo de la transformación de un lugar en un sitio de meditación y plegaria.
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