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11 de junio de 2012
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Las ciudades sean hermanas, tengan unión verdadera…

Dos ciudades. "Ahí hay una historia", diría Dickens. Abrazos invisibles se alzan alrededor del mundo, uniendo diferentes urbes, diferentes pueblos, pero un mismo sentimiento, el sentirse hermanados.
Las ciudades sean hermanas, tengan unión verdadera…
Un mundo cada vez más unido

por Rodrigo Carretero

 Paris - Roma. La idea de hermanar ciudades surgió de las ruinas de una Europa devastada por la Segunda Guerra Mundial. Quizás fuese una forma de lavar culpas, de tapar tanto horror.  De esta manera se buscó, de manera diplomática y siempre a modo de título, que los pueblos hermanados pudieran disipar recelos, entablar relaciones de confianza, solidaridad y reconciliación. Con el tiempo, este formalismo tomó cuerpo y hoy es una realidad que escapa a los meros titulares y la hermandad se vive como algo pleno y con orgullo por parte de las involucradas. Las primeras ciudades hermanas fueron Paris y Roma, en 1956, a título de modo exclusivo y recíproco, porque, según la declaración; “Sólo París es digna de Roma; sólo Roma es digna de París”. Hoy, la capital francesa mantiene hermandad con más de 20 ciudades alrededor del mundo.

 Washington – Pekín. En las otras orillas del mundo, de una solicitud del por entonces presidente norteamericano Eisenhower, nació la organización SisterCities, para ser el centro en la rueda de la paz, mediante la creación de vínculos entre personas de diferentes ciudades de todo el mundo. La idea capital era desde ciudades de EE. UU. hacia el resto del mundo, pero luego, el abanico se abrió y hoy todo alrededor del planeta existen ciudades hermanadas. Desde el ámbito político, la concreción de la hermandad de ciudades ayuda a  las relaciones entre países históricamente enfrentados en sus ideologías, como en el caso, durante el siglo pasado, de EE. UU y la URSS y hoy con China. A partir razones culturales o educativas, se desarrollan amistades duraderas.

 Buenos Aires – Madrid. Hay ciudades que más allá del formalismo de los tratados de hermandad, están unidas por la historia. Tal es el caso de muchas ciudades españolas, italianas, francesas, con muchísimas más de toda Latinoamérica. La inmigración fue y es, un factor determinante en la formación de la identidad de una ciudad. De aquellos primeros acuerdos a hoy, la decisión de declarar ciudades hermanas ha cambiado. Hoy se buscan lazos de características similares. Cierto es que de estos convenios, las ciudades sacan un provecho. La hermandad de una ciudad cualquiera, con la capital de un país, beneficia a la primera en, por ejemplo, términos turísticos.

 Cochabamba – Montevideo. Con el correr del tiempo, los empresarios turísticos de diferentes lugares coincidieron en que no era suficiente dar a conocer su ciudad, balneario o atractivo en el ámbito nacional. A partir de allí se exigió a los entes municipales que se esforzaran por lograr la firma de convenios con otras ciudades del exterior, incluyendo la mentada hermandad. Estos acuerdos incluyen varios aspectos y persiguen la ayuda mutua y el intercambio de experiencias. Siempre se trata de atar cabos, vinculando sectores tradicionales de una ciudad con sus pares en otra. Y si no los hay, se inventan. Las declaraciones crecieron al ritmo de la llamada globalización, y aunque son muy generales, se busca resaltar son los aspectos culturales, turísticos y económicos de las ciudades hermanas.

 La Rioja – La Rioja. Si bien no están hermanadas por un convenio, a estas ciudades las une la historia. Como en muchos casos, La Rioja, en España, dio el nombre a La Rioja, Argentina, debido al origen de su fundador, Juan de Ramírez de Velazco, oriundo de la provincia española homónima. Como todos los hermanos, a veces surgen peleas entre ellos. Aquí el enfrentamiento escapa a las bondades del origen e historia, ya que La Rioja española denunció a su par argentina por el uso de la denominación de origen “La Rioja” que es utilizada para identificar a los vinos de la provincia cordillerana. Ambas cuentan con sus propias bellezas y riquezas como para andar peleándose… como hermanas.

Hamilton – Monterrey. En el siglo XXI el mundo es uno y cada vez más cercano. Sin duda ladeclaración de hermandad de las ciudades va mucho más allá de las conveniencias comerciales y de publicidad. La inquietud de saber el porque una ciudad está unida a otra, descubrir que lazos las unen, conocer a aquellos que viven del otro lado del cordón umbilical geográfico son motivos más que suficientes para comenzar un viaje por el mundo de la amistad y la hermandad.

 Links:

SisterCities: http://www.sister-cities.org/

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