Por Verónica Luna
La Costa Azul es uno de los lugares más increíblemente bellos que pueden encontrarse en Europa. Aguas color zafiro, muchos días de sol y un clima ideal son las características principales de esa región que se extiende en el Sudeste de Francia, entre los Alpes y el Mar Mediterráneo.
Sus exclusivas playas, los festivales y eventos deportivos de alcance internacional le dan a la Riviera Francesa un lugar de preferencia entre los públicos más elitistas del viejo continente. Saint Tropez, Cannes, Niza y el Principado de Mónaco, están entre los destinos más prestigiosos de la Costa Azul.
Durante las primeras décadas del siglo XX, el establecimiento de las vacaciones pagas, el buen clima y sus espectaculares playas, motivaron el interés de los turistas por conocer la región y sus bondades y pronto se convirtió en un destino de moda. Pero no se quedó sólo en eso. Supo capitalizar su prestigio y su bien ganada fama, y se convirtió en un destino de glamour con una gran tradición.
Saint Tropez es un tesoro que atrae a lo grande. Detrás de la fachada de un antiguo puerto de pescadores, una villa fascinante es la residencia adoptada por el jet set. Una ciudad amurallada que guarda relatos de una larga historia. Cada año, sus calles desbordan de turistas, muchos de ellos atraído por la mística cinematográfica que tuvo a este poblado como locación de sus guiones allá por la década de los años 70s y la riqueza cultural que forma parte del patrimonio que sembraron artistas de las letras y la pintura como Matisse, Picasso, Sartre y Hemingway, entre otros.
Su puerto está habitado por lujosas embarcaciones, y es lugar de visita obligado por exclusivos cruceros. La temporada de verano es la más convocante, sin embargo, por sus condiciones climáticas ideales, las playas pueden disfrutarse largamente entre febrero y noviembre.
El lujo es el denominador común. Ricos y famosos, encontraron en este rincón con acento francés su lugar en el mundo, y ese arraigo le otorga a este micro universo un atractivo inevitable para quienes quieren conocer este poblado de fantasía. Las tiendas de grandes diseñadores, los suntuosos vehículos, yates y playas de arenas blancas, son las postales más frecuentes de Saint Tropez.
El Mercado des Lices es un típico lugar para empaparse de la dinámica de la ciudad. Al aire libre, los vendedores ofrecen sus productos artesanales, y pueden degustarse algunos clásicos de la gastronomía francesa como las baguettes, quesos y vinos.
Niza tiene el aeropuerto más importante próximo a Saint Tropez, y es otra de las ciudades importantes de la Costa Azul.
Historia, tradición, cultura, belleza paisajística, Niza parece tenerlo todo. El sello de su pasado se marca con intensidad en la ciudad vieja donde sus calles estrechas, sus casas coloridas, sus mercados, iglesias, bares y restaurantes dejan mostrar los rasgos de su identidad.
Museos, galerías de arte, iglesias, plazas, tiendas y centros comerciales se entremezclan mostrando todo el abanico de posibilidades. El Paseo de los Ingleses (Promenade des Anglais), es una avenida que, como una vidriera, exhibe sobre sus márgenes lujosos hoteles y algunos castillos y palacios que son joyas arquitectónicas de la “Belle Epoque”, una corriente que fue muy difundida a principios del siglo pasado. El Museo Matisse, el Museo Nacional Marc Chagall y el de Bellas Artes, son imperdibles.
La oferta de restaurantes, bares y discotecas es una alternativa bastante completa para conocer la noche de Niza. En tanto que el bus turístico no deja de ser una opción interesante para recorrer los principales atractivos de la ciudad.
Entre los eventos culturales se destacan la celebración del carnaval (febrero), una buena excusa para dejar escapar la alegría y el desenfado y el Festival de Jazz que se realiza en el mes de julio.
Menos de una hora es el tiempo de viaje que separa a Niza del Principado de Mónaco. Esta pequeña ciudad estado, próxima a la frontera con Italia, es uno de los rincones más elitistas de la Costa Azul. El Palacio Grimaldi, residencia de la monarquía monegasca es uno de los principales sitios de interés, donde es habitual presenciar la ceremonia de cambio de guardia.
En el puerto de la “Condamine” se encuentran las embarcaciones y yates más lujosos, pertenecientes a las celebridades y acaudalados personajes. El circuito de fórmula uno (que se realiza en el mes de mayo), el Casino y la Ópera de Montecarlo, son sus más renombrados atractivos.
El Festival de Cine es el evento cultural por excelencia de Cannes. Inaugurado en 1962, desde entonces se convirtió en auténtico símbolo del patrimonio cultural de la ciudad.
Así como en el resto de Costa Azul, las playas son un invaluable tesoro. El Mar Mediterráneo, generoso, otorga más argumentos a los turistas para que visiten la ciudad. Las playas se vuelven irresistibles en un marco que resplandece de luz solar y color azul intenso.
La Riviera Francesa es sin lugar a dudas una zona para recorrer en su conjunto. Las poblaciones, muy cercanas unas de otras, terminan creando una panorámica muy amplia. Inspeccionar, descubrir las particularidades y asombrarse con sus bellezas, es parte de la meta. La calidez del clima es una invitación a zambullirse en la tibieza de sus aguas, empaparse de su riqueza cultural, de la intensidad de su historia y a entregarse por un momento al lujo más selecto y exclusivo de los ricos y famosos.
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Fotos: Pixibay
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