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28 de octubre de 2011
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Campanópolis: Volver al futuro

Una aldea de fantasía. Construcciones imaginarias de un territorio donde la palabra magia es protagonista. Casi como un oasis, Campanópolis extiende sus dominios en un rinconcito inesperado de la Argentina. Hasta el nombre de esta ciudadela tiene una musicalidad que le da un tilín tilín especial. Un halo de misterio como el que envuelve a los cuentos de hadas invita a aventurarse en un desplazamiento en el tiempo y en el espacio sólo aptos para quienes creen que el encanto es posible.
Campanópolis: Volver al futuro
Construcciones de estilo ecléctico, símbolo de la originalidad y la reutilización de materiales que caracterizan a Campanópolis.
Por Verónica Luna

La aldea
Campanópolis, o “Los castillos”, como los llaman los vecinos del lugar, es un conglomerado de edificios llamativos, cuyas cúpulas se observan desde lejos en un horizonte de casas bajas y humildes de los alrededores. En la entrada, un cartel anuncia el nombre la ciudad. A partir de allí, un camino empedrado conduce a iniciar el recorrido. Una sucesión de construcciones tan eclécticas como particulares con techos de tejas,  muchas aberturas y rejas, conforman el paisaje que inmediatamente atrapa la atención curiosa del visitante.  Y no sólo eso. Relojes dispersos por aquí y por allá, cada uno con su horario distinto, recuerdan que el tiempo es también una construcción imaginaria. 
Su identidad particular surge de la inventiva puesta en acción sin oficio ni técnica, a fuerza de innovación y creatividad. Sin embargo,  la utilización de materiales reciclados, le otorga un plus que la hace única. Su originalidad alberga un tesoro compuesto por columnas, barandas, muebles y objetos varios que forman parte del Museo de la Madera. Estatuillas y elementos de decoración e iluminación, conforman el Museo de los Caireles, mientras que el Museo de los Metales se compone de rejas de tamaño  y diseños diversos. Las columnas que pertenecieron a las Galerías Pacífico actúan de sostén de algunas construcciones. El casco de una estancia que dicen que perteneció a Juan Manuel de Rosas, y el mástil del Regimiento de Infantería de La Tablada, son parte de su acervo.   
Amplios parques y jardines transmiten una atmósfera de sosiego. Los árboles otorgan frescura y albergue a los pájaros que aportan su música. Cuando llueve, el agua acumulada forma un lago que suma un ecosistema natural al paisaje.  La mixtura entre lo fantástico de las construcciones generalmente vacías, y el relax ambiental, dan por resultado un paseo increíble por lo sencillo y espectacular a la vez.

Su historia
El desafío está en los orígenes de Campanópolis. Antonio Campana fue quien puso en marcha y le dio vida a la aldea propia inspirada en la ciudad belga de Brujas.  El predio donde está emplazada fue adquirido a fines de la década de 1970. Luego, fue expropiado y funcionó allí un basural. La construcción comenzó en 1985 como una terapia para enfrentar las adversidades de una salud resquebrajada. Oscar, uno de sus hijos cuenta que a partir de ese momento es que su padre “decide pasar tiempo construyendo, sin ser arquitecto ni nada por el estilo, por el simple hecho de pasar el tiempo”
Sobre ese terreno recuperado, la construcción comenzó a realizarse con materiales reciclados. Algunos fueron comprados en remates, y otros donados. A medida que la imaginación lo inspiraba, y los elementos que fue consiguiendo lo permitieron, le dio a cada parte de la aldea su toque único. 
Con cada detalle, Campanópolis transmite un mensaje. Es un monumento a la capacidad de regeneración y reutilización de materiales. A la conciencia ecológica y a la realización de los deseos. “El mensaje es básico y está a la vista. Lo que se puede hacer con elementos que estaban para descarte, o inutilizables. Con los mismos se ha hecho algo bastante exótico e importante. Por otro lado, de alguna manera logramos mantener gran parte del patrimonio histórico en puertas, rejas, columnas, ventanas, etc.”, sintetiza Oscar.

Eventos
Campanópolis no está abierta al público, aunque puede ser visitada con reserva previa. Cada tanto se organiza una recreación de época con actores, juegos y actividades que duran todo el día. Como llegar hasta la ciudad no es fácil si no se tiene vehículo, para estos eventos hay un servicio de combis que salen del Microcentro porteño. Al cabo de unos 30 minutos de viaje, la fantasía se hace realidad. El panorama que se descubre es el de una aldea donde hay desde danzas medievales hasta clases de arquería, y esgrima, charlas históricas y visitas guiadas.  Para más información de eventos se puede consultar en www.campanopolis.com.ar
Su halo de misterio convierte a esta aldea en una locación interesante tanto para cine, televisión y producciones fotográficas, como para reuniones, eventos empresariales y fiestas  sociales. Es que Campanópolis es una ciudad medieval, pero del presente. Una versión libre de la Edad Media que se recrea en un predio de 20 hectáreas, en González Catán, al Oeste de la provincia de Buenos Aires. Un parque temático construido con materiales reciclados sobre terrenos recuperados de un depósito de desechos, tiene en sí mismo una mística especial. La ciudad de Campana, no hace más que demostrar que cuando hay voluntad, no hay desafíos imposibles de alcanzar.

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