Desde el siglo XIX, el té de Ceilán logró un prestigio internacional por su aroma y calidad. En Sri Lanka (ex Ceilán) se produce más té que en ningún país del mundo y es un espectáculo digno de ver. Hoy hay plantadas en la isla 250 mil hectáreas y todos los años se producen más de 250 millones de kilos de té. Su cultivo se produce entre los 600 y los 1.500 metros de altura (lo que produce ese imperdible espectáculo de colinas plagadas de plantaciones).
En esta isla del Océano Índico el té llegó, en 1849, de la mano de un escocés, quien decidió plantarlo para sustituir el cultivo de café. En esa misma época, otro escocés, Thomas Lipton, compró plantaciones de té y su nombre se volvió famoso gracias al prestigio de la bebida que producía (y, sobre todo, porque fue el primero a quien se le ocurrió embolsar las hojas molidas para la infusión).
Los miles de trabajadores que recogían las hojas de té no eran de la isla, sino que viajaban desde el estado vecino de Tamil Nadu, al sur de la India, para realizar su labor. Al tiempo, notaron que la planta necesitaba cuidado constante, por lo que los inmigrantes pasaron a ser residentes permanentes.
Para los turistas que quieran conocer la historia y ver con sus propios ojos estos cultivos que pueblan la mayoría de las colinas de esta pequeña isla, de tamaño menor que Irlanda, no hay nada mejor que recorrer la Ruta del Té. Este recorrido permite a los viajeros entrar en contacto con los paisajes verdes y frondosos, plagados de las carnosas hojas de té, recogidas por personas que habitan la isla y otras tantas que viajan desde la India para realizar el trabajo.
Las plantaciones escalonadas desde las pendientes hasta los terrenos a los pies de las colinas son un espectáculo increíble que es acompañado por un impactante e inconfundible aroma a esta bebida.
La ciudad de Kandy, capital del País de las Montañas (una de las regiones de la Isla) es un punto, sin dudas, obligado del recorrido. Esta pequeña ciudad, estancada en la época de la colonia, sigue teniendo su encanto y sus construcciones que reflejan la mezcla entre la cultura local y la cultura inglesa. Hay legendarios hoteles coloniales, templos y palacios ancestrales que visitar, además de los caminos a las plantaciones y los paseos para admirar la flora del lugar, que incluye magnolias, orquídeas y castaños. Las paradisíacas playas y las cascadas de los alrededores de la ciudad dan un aire distinto a todo el camino que ya se realizó.
En esta zona también existe un lago, construido en 1807 por órdenes de uno de los últimos monarcas de la dinastía, Sri Wickrama Rajasinha. En el lago, desde donde se tiene una vista privilegiada de la ciudad de Kandy, se construyó un islote donde está la residencia de aquel Sri.
En la zona de Nuwara Eliya, los campos de té se multiplican por cientos hasta llegar al Paso de Ramboda. Allí pueden verse a las mujeres con los típicos cestos de mimbre recogiendo las hojas.
Por último, una de las plantaciones más famosas y visitadas es Labookellie, donde se puede hacer una visita a la antigua fábrica donde se procesaba el té, saborear las distintas clases de esta bebida y recorrer sus hectáreas.
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