Un lago, una noche eterna y montañas nevadas. Puede ser medianoche como mediodía y el cielo sigue igual. Lo único que interrumpe la postal es una luz verde que se mueve por el cielo como un espectro, que es como el humo de un cigarrillo gigante ondeando por alturas, un efecto tornasolado a prueba de insensibles.
La aurora (boreal porque es en el hemisferio norte) del Círculo Polar Ártico se ve especialmente bien desde Tromsø, al norte de Noruega. Esta ciudad universitaria en la mítica Laponia es un centro comercial y cultural del país, y su cielo verde en invierno -cuando las temperaturas son lo suficientemente bajas como para que se produzca el fenómeno lumínico- es un espectáculo obligado para los visitantes en enero y febrero. Si no puede esperar hasta verlo en vivo, aquí tiene un adelanto: https://www.youtube.com/watch?v=4uK1BLF7M5c
El sitio http://www.visittromso.no/en/Booking/Winter/Northern-Lights-Tours/ ofrece reservas para paseos en barco a cargo de guías especializados en las luces del norte. A partir de las 1.100 coronas noruegas (unos U$S180) por persona, se puede disfrutar de una velada con cena incluida. Las instalaciones están adaptadas para transportar niños. Las salidas se dan a altas horas de la noche y se regresa al puerto a la madrugada. Es parte del encanto de la experiencia.
Más allá del espectáculo único de la aurora boreal, Tromsø ofrece una amplia variedad de actividades para los amantes de la cultura y los fanáticos de la gastronomía y la vida nocturna. La ciudad tiene la mayor cantidad de bares per cápita del país, así que, amantes del alcohol y el buen pescado, aquí está su sueño hecho realidad.
La cocina local utiliza principalmente los ingredientes del Ártico (¿cómo dejar pasar un buen salmón noruego?), pero al ser una ciudad con gran afluencia de estudiantes de todo el mundo, no es impermeable a la influencia y la demanda de platos más versátiles. En Tromsø, se pueden satisfacer los gustos de los paladares más sencillos y las exigencias de aquellos acostumbrados a los restaurantes de lujo.
La ciudad es la sede del festival de cine internacional más importante de Noruega. Desde 1991, el ciclo reúne trabajos de todo el mundo. Si quiere ver una película proyectada sobre una pantalla de hielo en la plaza principal, este es el lugar indicado. Se organiza todos los años en la segunda quincena de enero.
Los interesados en la arquitectura disfrutarán especialmente de la catedral, la única hecha de madera en todo el país. La construcción gótica terminada en 1861 es la iglesia protestante más cercana al Polo Norte.
Noruega es referente mundial en cuanto a la preservación del medio ambiente y al desarrollo sostenible. A fin de dar promoción a la flora y la fauna ártica y las consecuencias del cambio climático sobre ellas, en 1997 abrió sus puertas Polaria. A sólo cinco minutos del centro, este complejo cuenta con un acuario, un centro de exposiciones culturales, un cine panorámico y varios centros de investigación. Los chicos (¿y por qué no los adultos?) tienen la oportunidad de alimentar a las focas en horarios especiales. Así como en el Caribe se puede nadar con los
delfines, el frío polar ofrece lo suyo. Para más información, visite Polaria
Como irse de vacaciones no significa abandonar la rutina de ejercicio, los que estén en forma pueden anotarse en la Midnight Sun Marathon. Durante el verano, cuando hay luz solar las 24 horas, la municipalidad y varias entidades asociadas organizan una carrera a medianoche en el corazón de la ciudad. El evento se dio por primera vez en 1989 y, a raíz del éxito, se gestionaron actividades adicionales: la media maratón polar nocturna (en enero), competencias de renos (en febrero) y carreras cuesta arriba (en agosto).
Tromsø, Noruega: una opción poco conocida, pero de sólo tener un vistazo de lo que ofrece, se convierte en destino obligado.
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