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06 de agosto de 2012
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Rutas del Cacao, anhelo de Hansel y Gretel

Las rutas temáticas se han convertido en un buen recurso para desarrollar circuitos turísticos. En América latina se combinan para cerrar las venas abiertas, ofreciendo un abanico de servicios, costumbres ancestrales y condimentos para la aventura.
Rutas del Cacao, anhelo de Hansel y Gretel
Diferentes caminos para un mismo sabor

por Rodrigo Carretero

  El cultivo del cacao fue desarrollado por los mayas hace ya más de 2500 años. Su nombre proviene de “cac” (rojo) que hace referencia al color de su cáscara y “cau”, que expresa fuego y fuerza. Esta semilla era muy apreciada ya que operaba como reconstituyente que daba fuerza y despertaba el apetito sexual. Entre los aztecas, se usaban las semillas del cacao como moneda de cambio, y Hernán Cortés continuó la costumbre, pagando con ellas a sus soldados. Así surge a la historia, el cacao, que convertido en chocolate (“xocolatl”, la bebida obtenida) conquistó el mundo entero. Son varios los países americanos que han decidido crear su propia Ruta del Cacao, por lo que el viajero tiene distintas opciones para acercarse al mito de la semilla mágica.

  En México, la ciudad de Tabasco es considerada la cuna del cacao. De allí parte el recorrido que lleva por diferentes poblados de origen maya como Nacajuca, Cupilco y la zona arqueológica de Comalcalco. Luego se llega a las haciendas cacaoteras, donde se realizan visitas guiadas que explican el proceso de elaboración. Existen en la zona emprendimientos industriales y pequeños productores artesanales. Las tres principales empresas, producen, cada una, entre tres a cuatro toneladas de chocolate al mes. El 60% del producto se exporta a Estados Unidos, España, Alemania y Francia, el 40% restante es vendido en el mercado local. Para amenizar el paseo, a pocos kilómetros de distancia se puede disfrutar de las playas de Paraíso, Bruja y Limón. De esta manera es posible conjugar tradición y placer en un solo viaje.

  Colombia, Venezuela, Ecuador y Brasil también ofrecen al turismo sus propias rutas del cacao. Cada una con sus propias costumbres, quehaceres y autodenominándose, la mejor Ruta del Cacao…

  En  región de Mérida, cercana a Caracas, laRuta del Chocolate de Barlovento intenta reproducir el camino que desde épocas coloniales se ha utilizado para la exportación del cacao local, que se diferencia de otros, debido a su aroma y sabor únicos. Entre sus características particulares, en esta ruta se pueden disfrutar de fiestas populares donde aun sobrevive la herencia de los esclavos africanos que trabajaban en las haciendas. El encontrarse cercana a la capital venezolana, permite contar con alojamiento de variada oferta y buenos servicios.

  El país del café, Colombia, busca que también se lo reconozca como el del cacao. Para lograr esto, desde hace un tiempo, diferentes organismos del estado nacional vienen trabajando de manera mancomunada. Aquí, la ruta no solo rescata el factor turístico, sino también el agropecuario y la economía de sustento para la población. Tomando como ejemplo a México, se han sumado a la iniciativa desde pequeños productores a establecimientos de gran manufactura, pero haciendo hincapié en los cultivos. Se puede apreciar las técnicas de cosechado, procesado y comercialización. Con un muy importante potencial, Colombia pretende agregar más sabores a su ya tradicional café.

  Continuando hacia el sur, Ecuador puede parecer pequeño en cuanto a superficie territorial, pero es una de las zonas más grandes del mundo destinadas a la producción de cacao. La región de El Naranjal cuenta con un programa de “turismo rural” el cual permite conocer todos los secretos de la semilla mágica. Son más de cien kilómetros los que se recorren, desde Puerto Principal hasta la hacienda Jambelí. A lo largo del camino se visitan, además de las haciendas, bellezas naturales como manglares y aguas termales. En lo específico, el turista va a poder conocer todos los procesos de su producción del cacao, las innovaciones agrícolas para crear variantes más resistentes a las plagas, y degustar de la comida típica de la región. Una de las mejores opciones para conocer mucho más sobre la semilla con poderes afrodisíacos.

  Brasil, tan inmenso como inabarcable, por supuesto tiene su Costa del Cacao . La componen los municipios de Itacaré, Ilhésus, Canavieras y la Isla de Una, todos ellos en el estado norteño de Bahía. En ellos es posible disfrutar de hermosas playas rodeadas de selva (es Brasil, por supuesto) e internarse en la historia de la época dorada del cacao brasilero, a fines del siglo XIX. Durante los años de apogeo se construyeron lujosas villas y palacetes, teatros, una catedral neoclásica; se abrieron cabarets y casas de juego, y se diseñaron plazas con aires parisinos y estatuas de mármol, para luego, en unos años caer en el olvido. Cualquier semejanza con la historia del caucho amazónico no es casualidad. La ciudad de Ilheus es el epicentro de esta ruta temática y donde el escritor Jorge Amado situó varias de sus novelas. El combinar playas, historia, visitas a las haciendas del cacao y aventurarse en la selva, harán, en conjunto, unas vacaciones soñadas.

  Cacao. Los americanos lo cultivaron, los europeos lo comercializaron, pero esa es otra historia, otro camino…

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