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08 de febrero de 2018
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Puyuhuapi Lodge & Spa: Desconexión y Año Nuevo en la Patagonia

Estuvimos de visita en este exclusivo lodge en el sur de Chile durante la noche del 31 de diciembre. En medio de un entorno boscoso y aislado, el brindis alejado de la civilización se vive de una forma muy especial.
Puyuhuapi Lodge & Spa: Desconexión y Año Nuevo en la Patagonia
Foto Gentileza Sebastián Abeliuk

Por: Sebastián Abeliuk
En medio de una exuberante vegetación y a orillas de Bahía Dorita asoma Puyuhuapi Lodge & Spa, uno de los hoteles más exclusivos de la Patagonia chilena en la región de Aysén, un lugar que invita a la desconexión y a la aventura. Para llegar hasta aquí debemos volar desde Santiago hacia el aeropuerto de Balmaceda (BBA), y luego salir rumbo al norte vía Coyhaique en un viaje que recorre 225 kilómetros por Carretera Austral, una de las principales rutas escénicas de Sudamérica.
El plan es recorrer la Ruta 7 hasta llegar al Muelle Austral, lugar donde se hace el cruce en lancha hacia Puyuhuapi Lodge, en un trayecto rodeado de un bosque siempre verde y montañas de cumbres nevadas todo el año.
La Carretera Austral es una ruta de 1.240 kilómetros que comienza en Puerto Montt, por el norte, hasta llegar a la aislada localidad de Villa O`Higgins por el sur. El viaje hacia el lodge resulta ser tan relevante como el destino. Los paisajes de estepa que rodean Coyhaique y Balmaceda quedan atrás. Aparecen los ríos caudalosos, las montañas, y también la lluvia.
Más adelante, el camino cruza Villa Mañihuales y Villa Amengual, pueblos donde es posible parar para echar gasolina o comprar alimentos. Sin embargo, es 6 kilómetros al sur del lodge y el Muelle Austral donde hallamos el principal referente de esta zona: el Parque Nacional Queulat, que cuenta con zonas de camping y tres senderos habilitados de variada duración, los cuales regalan sendas vistas del Ventisquero Colgante y la laguna Témpanos, de un intenso color lechoso dado su origen glaciar. El Bosque Encantado -otro gran atractivo- emplazado también dentro del parque es una frondosa selva de líquenes, hongos, musgos, algas y helechos que bien vale la pena caminar.
Por el norte el panorama es igual de espectacular: quienes viajan desde la X Región encuentran atractivos tales como el lago y el río Yelcho (ideales para pescar), el Parque Pumalín, el río Palena, y el pueblo de Puyuhuapi.
Una vez en el Muelle Austral, un poco más al sur del pueblo de Puyuhuapi, la lancha espera a los pasajeros que deben cruzar hacia el hotel, ubicado en Bahía Dorita. Un cruce que no tarda más de 15 minutos y donde se navega por un fiordo cuyas aguas pertenecen al Océano Pacífico, a pesar de que muchos creen que se trata de un lago debido a la calma de sus mareas.
Recibimos el 2018 en un fiordo austral
Es 31 de diciembre de 2017, y la cena previa al año nuevo está programada para las 20.30 horas. Como es de esperarse, el lodge está con su reserva a tope y los huéspedes se divierten conversando y bebiendo en el bar y el lobby del hotel. Afuera de la recepción y a orillas de la bahía se instaló un escenario que será usado durante la celebración nocturna.
Cuando el reloj marca las 23.000 horas, los pasajeros se acomodan en torno a los balcones de Puyuhuapi Lodge, expectantes para ver un show organizado y personificado por los propios trabajadores, el cual se enfoca en una mirada hacia las distintas culturas y tradicionales de Chile, con un especial énfasis en la región de Aysén.
De a poco, la marea va subiendo hasta alcanzar los pilares que afirman los balcones que dan hacia Bahía Dorita. Allí, en esas aguas frías que pertenecen al Océano Pacífico, un grupo de trabajadores hace su entrada en escena para interpretar a los antiguos chonos, una cultura indígena extinta de la Patagonia que se dedicaba a la pesca.
Al unísono, sobre una tarima se personifica al Trauco, un mítico personaje que forma parte de una leyenda de la Isla Grande de Chiloé, quien hace un relato sobre lo que estamos presenciando. En el escenario principal, una pantalla gigante muestra imágenes de las distintas regiones, y los actores improvisados bailan cueca y otras danzas tradicionales, tales como el Chamamé.
A las 23.50, una entretenida representación de un hombre simulando ser el 2017 hace su despedida, dándole la bienvenida a 2018, que llega a reemplazarlo a Puyuhuapi Lodge. El punto alto de la jornada lo marca el momento en que se recibe el nuevo año, con un show pirotécnico de poco más de 5 minutos. Al mismo tiempo, la bahía se ilumina con diferentes luces que han sido colocadas sobre el agua y que buscan representar un cielo estrellado.
Es hora de que los huéspedes se den el abrazo de Año Nuevo y pasen al lobby del hotel donde se arma una fiesta con música y tragos a elección. Nosotros nos vamos con la convicción de haber disfrutado de una celebración distinta, alejado del bullicio de la ciudad y conectados mental y espiritualmente con la Patagonia.

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