Lyon, una ciudad única

No son muchas las ciudades en el mundo que pueden acreditarse el titulo de únicas sin caer en el oscuro pozo de la naïf soberbia o, peor aún, la sonsa ignorancia. Lyon, en Francia, es una de las pocas que no corre ese peligro.

Justamente por esa razón su oficina de turismo ha creado un simpático e ingenioso juego de palabras al elegir el eslogan que la identifica: “Only Lyon”. Se trata de un concepto que no sólo no peca de cursi o arrogante, sino que también denota una apertura mental inusual en los franceses al incorporar un vocablo anglosajón a su identidad.

Qué la hace diferente

Es genuino que Lyon sea denominada una ciudad única. Sólo ella tiene 500 hectáreas catalogadas por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad por contener modelos de arquitectura de los últimos 2.000 años de historia. Por ejemplo, los “traboules”, un sistema de corredores medievales que permiten llegar de una calle a otra atravesando los patios de los edificios y que fueron pensados para que los tejedores de seda de antaño pudieran comunicarse sin exponerse a la lluvia.

Pero hay más: sólo en Lyon encontramos una iglesia que tiene tantos matices artísticos que el nombre de “estilo ecléctico” no alcanza. Sólo allí encontramos dos ríos (está ubicada en la confluencia del Ródano y el Saona) y dos colinas (Fourvière y Croix-Rousse). Y sólo ella tiene una gastronomía internacionalmente admirada y un tipo de restaurante llamado “bouchon” donde se desarrolla una cocina lugareña muy exquisita.

Conocida como la capital de la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial, hace honor a ese pasado con un museo que ilustra y documenta el enfrentamiento entre la infamia del régimen nazi y la valiente oposición de hombres y mujeres. Así, por un lado podemos conocer a Klaus Barbie, “el carnicero de Lyon”, y por otro, a Jean Moulin; líder de la resistencia que murió tras ser brutalmente torturado. Cada país tiene su pasado tiznado de actos vergonzosos, pero recordarlos educando a las futuras generaciones es una demostración de su honestidad como personas.

Lyon es, además, la ciudad de los hermanos Lumière, los inventores de la cinematografía. Y el lugar de nacimiento de Antoine de Saint-Exupéry, el escritor y aviador autor de El principito. Tampoco podemos olvidar su famosa industria textil, conocida por la calidad de sus tejidos y sedas. La moda francesa –hoy, un ícono mundial– surgió aquí (junto con la palabra “sabotaje”. derivada de los trabajadores que tiraban sus zuecos o “sabots” dentro de las máquinas tejedoras mecanizadas para inutilizarlas, en protesta por el avance industrial).

Ideal para el turismo

Lyon es la segunda ciudad de Francia si consideramos su área suburbana. Se la puede visitar en el día si uno está apurado, aunque se merece por lo menos dos o tres noches.

Está sólo a dos horas en tren TGV desde París. También es posible llegar en auto (500 km desde la capital francesa, que demandan aproximadamente seis horas). Tiene, asimismo, un aeropuerto internacional (llamado Antoine de Saint Exupery).

Indiscutiblemente, Lyon ofrece mucho al turista. Museos únicos, gastronomía abundante y accesible, hoteles de buen nivel, un centro comercial excelente sin las hordas de turistas como en París y una ubicación ideal para explorar la región de Beaujolais y probar sus vinos (dobre todo el Beaujolais Villages, el Noveau, el Freully o el Madoc).

Desde Lyon se llega con facilidad a Niza, Cannes, Ginebra o Marsella y Toulouse. Es una base ideal para explorar la región de la Provenza y, más aún, para hacer un respiro en camino Italia o Suiza.

Imperdibles

El Centro de Historia de la Resistencia y la Deportación, la Basílica Fourvière (en la cima de la colina del mismo nombre, el mejor lugar desde donde ver la ciudad antigua), el Museo Lumière , los Teatros Romanos y el Museo Textil. Todo esto se puede visitar en un día.

Conviene comprar el city tour que vale 12 euros y se realiza en modernos buses de dos pisos.

Dónde dormir

Los mejores lugares están entre la Place du Bellcour y el Hotel de Ville. Entre 100 y 200 euros la doble por noche hay para elegir. Algunos hoteles recomendados son el Royal (se destaca por su ubicación, excelente servicio y decoración), el Bayard, el Etoile y el Sofitel Lyon Bellecour.

Dónde comer

Para almorzar, se puede deambular por la rue de Mercerie, donde recomendamos Bistrot e du Lyon (un almuerzo con vino cuesta entre 35 y 40 euros). Otra buena opción es Chabert & Fils en 11 rue des Marronniers (con precios similares). Ambos se especializan en gastronomía lionesa. También se puede probar suerte en la rue Victor Hugo, llena de pequeños bares y bistrots.

Para cenar como un rey nada mejor que visitar el restaurante de uno de los más famosos chefs de Francia: Nicolas Le Bec, en la rue Grolle. Hay que reservar por mail con bastante anterioridad (restaurant@nicolaslebec.com), pero vale la pena porque es una experiencia inolvidable. Una cena cuesta aproximadamente unos 100 o 150 euros por persona, según el vino elegido.