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09 de abril de 2009
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El difícil ejercicio de recordar

Los distintos museos que en todo el mundo están dedicados a comprender la dimensión del Holocausto y su contexto histórico, así como a honrar y recordar a sus víctimas, son una invitación a la reflexión sobre la naturaleza humana.

En Jerusalén, Israel

Yad Vashem (que, en hebreo, significa “un monumento y un nombre”) es un vasto complejo de museos, monumentos al aire libre y galerías de exhibiciones. Se trata, además, del más grande y más completo repositorio de información sobre el Holocausto. En sus archivos y bibliotecas alberga más de 60 millones de páginas de documentos, 300 mil fotografías, cientos de videocasetes, más de 112 mil libros y miles de diarios.

Vista aérea del complejo de museos y monumentos Yad Vashem en Israel. / Foto: Gentileza Yad Vashem Autoridad para el Recuerdo de los Mártires y Héroes del Holocausto (clickear en la imagen para agrandar)El Museo de la Historia del Holocausto cuenta los hechos desde una perspectiva judía, a través de objetos y testimonios. El recorrido finaliza en la impactante “Cúpula de los Nombres”, un gigantesco recinto que reúne en sus paredes una vasta colección de biografías –más de dos millones– y en cuyo techo cónico se exhiben más de 600 fotografías de las víctimas. Los retratos se reflejan en el agua que contiene otro cono horadado en la piedra del suelo.

La entrada al complejo es gratuita. Los menores de 12 años no tienen permitido el ingreso al museo, si bien pueden visitar las restantes áreas. Es posible alquilar audio-guías para realizar el recorrido.

Más información: www.yadvashem.org

En Washington, Estados Unidos

El Museo y Memorial del Holocausto de los Estados Unidos, con sede en Washington DC, es uno de los más grandes dedicados a esta temática en ese país. Su colección incluye más de 12.700 objetos, 46 millones de páginas de documentos, 80 mil imágenes, más de 995 Tren usado para el transporte de prisioneros judíos exhibido en el Museo y Memorial del Holocausto de los Estados Unidos. / Foto: Edard Owen, gentileza del Archivo Fotográfico del USHMM (clickear en la imagen para agrandar)horas de grabaciones fílmicas y en video, más de 9 mil testimonios orales y 81.500 libros en 55 idiomas. Ofrece acceso a archivos online y electrónicos, así como información para estudiantes, investigadores, profesores y público en general.

La exhibición permanente ocupa tres pisos y ofrece una historia del Holocausto a través de más de 900 objetos, 70 videos, miles de fotografías, películas, testimonios y textos. Recorrerla demanda alrededor de dos horas, si bien cada uno puede explorarla a su propio ritmo y conveniencia.

Al ingresar, todos los visitantes reciben un documento de identificación que relata la experiencia de una persona real que vivió en Europa durante el Holocausto. Diseñados como pequeños libritos y confeccionados a partir de testimonios verídicos, acompañan a quienes recorren las salas y los ayudan a personalizar los eventos históricos. Cada documento está dividido en cuatro secciones y se sugiere que sus portadores avancen en la lectura a medida que se les indica a hacerlo. Así, la primera sección provee una breve introducción biografía de la persona. La segunda describe sus experiencias entre 1933 y 1939. La tercera, su vida durante la II Guerra Mundial. En la última, se revela la suerte final de cada individuo.

Exhibición llamada ‘Torre de las Caras’ en el Museo y Memorial del Holocausto de los Estados Unidos: muestra las fotografías de una comunidad judía que habitó en un pueblito de Lituania y fue masacrada en 1941 por los nazis. / Foto: Gentileza USHMM (clickear en la imagen para agrandar)El museo cuenta con una exhibición especial denominada “Recordando a los niños: la historia de Daniel” que aborda el Holocausto a través de la perspectiva de un chico que crece en la Alemania nazi. Está ubicada en el primer piso y recorrerla demanda 30 minutos aproximadamente. Pensada para que los más pequeños puedan entender un hecho histórico complejo, es también una gran experiencia para los adultos.

La entrada general al museo es gratuita y sólo es necesario contar con un pase para acceder a la exhibición permanente en los meses de mayor actividad (de marzo a agosto). Ese pase no tiene costo, se puede retirar el mismo día en el museo (se entrega de acuerdo al orden de llegada) y simplemente indica el horario en el cual el visitante podrá ingresar a las salas.

Más información: www.ushmm.org

En Oświęcim, Polonia

El Museo y Memorial de Auschwitz-Birkenau es, quizás, uno de los sitios más estremecedores para el visitante. Allí, la memoria no es sólo un ejercicio de recopilación documental: está presente en el aire que se respira, en el silencio que lo invade todo, bajo el suelo que se pisa y detrás de cada muro que se mantiene en pie.

Situado a unos 60 km al oeste de la ciudad polaca de Cracovia, en Oświęcim, Auschwitz-Birkenau fue el mayor centro de exterminio de la historia del nazismo: se calcula que allí murieron alrededor de 1,3 millones de personas, casi todos ellos judíos. Entrada al campo de concentración Auschwitz I, con la famosa leyenda ‘Arbeit Macht Frei’, que quiere decir ‘el trabajo os hará libres’. / Foto: tbertor1/Flickr (clickear en la imagen para agrandar)

El complejo está integrado por diversos campos de concentración (3 principales y 39 subalternos) que operaron en forma coordinada durante la II Guerra Mundial. Al ser uno de los lugares de mayor simbolismo del Holocausto, en 1979 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Es posible visitar las barracas donde vivían los prisioneros, los almacenes donde se guardaban los bienes confiscados a las víctimas, las cámaras de gas y los hornos crematorios, entre otros edificios e instalaciones.

La entrada es gratuita. Cada visitante puede recorrerlos por su cuenta, a su propio ritmo y voluntad, o unirse a un recorrido guiado. Este servicio tiene un costo adicional y es preciso realizar reservas con antelación (al menos dos semanas). También es posible alquilar audio-guías. Por la gran extensión del complejo, la visita demora no menos de tres horas.

A diferencia de otros museos dedicados al Holocausto en donde se han creado secciones especialmente pensadas para los niños, aquí no recomiendan que los menores de 14 años visiten el lugar. Sin embargo, la decisión queda a consideración de los padres.

Más información: www.auschwitz.org.pl

En Ámsterdam, Países Bajos

El refugio donde Ana Frank se ocultó junto a su familia y amigos para tratar de escapar a la persecución nazi es hoy uno de los museos más visitados en Holanda. En el precario escondite, camuflado en los fondos de un edificio de oficinas, la joven vivió por dos años en la clandestinidad, hasta que el grupo fue delatado y todos fueron deportados a distintos campos de concentración.

Reconstrucción de la biblioteca que tapaba la entrada al ‘Anexo secreto’ en la casa de Ana Frank. / Foto: Bungle/Wikipedia (clickear en la imagen para agrandar)Durante el tiempo en que vivió allí, Ana escribió en un cuaderno sus vivencias, sentimientos e ideas. El texto fue publicado tras su muerte a instancias de su padre, único miembro de la familia que sobrevivió. El Diario de Ana Frank se convirtió, así, en un crudo y cándido testimonio de la vida bajo el nazismo.

En la actualidad, los recintos de la casa de atrás que hicieron las veces de refugio se mantienen en su estado original gracias a una intensa labor de conservación. Sin embargo, las habitaciones están vacías, pues los muebles fueron decomisados inmediatamente después de la detención de sus ocupantes. Se exponen documentos y objetos que pertenecieron a los ocho habitantes, así como maquetas que recrean la decoración y disposición de las cosas en los cuartos. La casa de adelante, lugar de trabajo de los protectores del grupo, ha recuperado el aspecto original del período en el que los Frank y sus amigos permanecieron en el refugio.

Visitar la casa de Ana Frank lleva alrededor de una hora. No se ofrecen recorridos guiados, pero sí material informativo sobre las distintas salas.

Más información: www.annefrank.org

En Buenos Aires, Argentina

Su muestra permanente, “Imágenes de la Shoá”, ubica en tiempo y espacio el Holocausto: no sólo se ocupa de lo sucedido durante la II Guerra Mundial, sino que también abarca los años previos y explica qué aconteció una vez finalizada la contienda. En todo momento, realiza un paralelo con los hechos políticos, sociales y culturales que tenían lugar en la Argentina por los mismos años. Tiene un enfoque didáctico –a través de objetos, textos, fotografías y testimonios– y está pensada para estudiantes.

La muestra permanente del Museo del Holocausto de Buenos Aires. / Foto: Gentileza Fundación Memoria del Holocausto (clickear en la imagen para agrandar)El museo también cuenta con una biblioteca y una videoteca especializadas, cuyos catálogos incluyen más de 1.8000 volúmenes en diversos idiomas y numerosos documentos. Además, ofrece exhibiciones temporarias que se renuevan periódicamente.

Uno de los objetos más preciados de la colección del museo es el pasaporte utilizado por el nazi Adolf Eichmann (su principal tarea fue coordinar la logística de las deportaciones de judíos hacia los campos de concentración) para huir a la Argentina con una identidad falsa. El documento, que figura a nombre de Ricardo Klement, contiene una fotografía de Eichmann con lentes, camisa, chaqueta y un moño en el cuello, y fue emitido en 1950 por una delegación del Comité Internacional de la Cruz Roja en Italia. En mayo de 1960, Eichman fue secuestrado en Buenos Aires por los servicios secretos israelíes. Tras su traslado a Israel, fue juzgado por crímenes contra la Humanidad y condenado a morir en la horca.

Más información: www.fmh.org.ar

En otras partes del mundo

La llama del recuerdo intenta mantener viva la memoria en distintos países y ciudades. Es posible consultar una lista completa de todos los museos sobre el Holocausto aquí.

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