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30 de abril de 2008
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Un viaje de 10 años y 500.000 kilómetros

A bordo de su motocicleta, Emilio Scotto dio dos veces la vuelta al mundo y visitó 232 países. En el medio, se casó, aprendió cinco nuevos idiomas, estuvo en prisión, fue acusado de ser un espía y un narcotraficante, escapó de caníbales y se enfermó de malaria. ¿El resultado? Miles de historias que nos cuenta en esta entrevista.
Un viaje de 10 años y 500.000 kilómetros

Emilio Scotto la vuelta al mundo en moto¿Por qué decidiste a los 9 años que querías dar la vuelta al mundo? ¿Hubo alguna fuente de inspiración?

He de suponer, sin temor a equivocarme, que cuando estaba en la panza de mi madre, al mismo tiempo que se gestaba mi cuerpo, se iba gestando también el deseo de viajar. Luego -cuando salí al exterior- si hubiese podido hablar lo primero que hubiese dicho es: “Así que este es el mundo…, pues tengo que recorrerlo. Solo para eso he nacido”.
A los 8 años le dije a mi madre que sería el primer hombre en ir a la luna. A los 9 ella me regalo un Atlas de Selecciones del Rider Digest lleno de mapas. Comencé a leer los mapas con mayor entusiasmo que el que aplicaba para leer los libros del colegio. Y los nombres me transportaban a esos lugares como si allí estuviese: Bangkok, Hong Kong, Kuala Lumpur, Cabo de la Desolación, Valle de Virunga, Samarkanda, Timbuktu, Congo, Kilimandjaro, Ulán Bator…
Le dije a mi madre que, además de ir a la luna, me iría a dar la vuelta al mundo, y crearía una carretera que pasaría por todos los países, islas, territorios y atolones del planeta, a la cual bautizaría “Blue Road One –Ruta Azul 1”.
O sea que, no hubo una fuente de inspiración. Fue una gestión natural, orquestada por la naturaleza, o si se quiere por Dios: “Que este niño nazca solo para viajar, y para que cuente lo que vea”.

¿Por qué en moto y no en otro medio de transporte?

Emilio Scotto la vuelta al mundo en motoSiempre supe que quería recorrer el mundo; que quería ser un nómada, un trashumante, pero no sabía cómo, ni en qué. Hasta un día que, teniendo ya 25 años, vi esa foto, bajo el vidrio del escritorio del vendedor. Era negra, con maletas a los costados, y un equipo de música… la Honda Gold Wing 1100 Interstate. “El mundo sobre 2 ruedas” estaba escrito en el folleto sobre la foto de la moto. Entonces me vi volando, sobre los caminos del mundo, sobre las nubes y el viento, bajo el sol y la lluvia, como montado en una alfombra mágica. Eso es la moto para mí: la “alfombra voladora” de los cuentos de Las Mil y Una Noches, que me lleva a los lugares remotos que quiero llegar.

¿Cómo reuniste el dinero para financiar tus dos vueltas al mundo?

Robando bancos.
No. No había dinero. No había sponsors, ni tarjetas de crédito ni cuenta bancaria con ahorros. No había nada. Solo 300 dólares, y muchas, muchas ganas. Así que partí con nada, o menos aun, ya que tampoco había conocimientos, ni información. Era Forest Gump.
Al cabo de 6 años de viaje, cuando ya la prensa mundial cubría mi periplo, algunas empresas como Pepsi, Agip, Metzeler, y el grupo editorial Motorpress-Iberica de España, decidieron patrocinarme.

Emilio Scotto la vuelta al mundo en moto¿Por qué dos vueltas? ¿Una no era suficiente?

Por la ubicación de los países e islas en el hemisferio norte y sur, solo dando 2 vueltas al mundo podía recorrer los 6 continentes y las casi 280 naciones de la tierra.

¿Hiciste algún tipo de investigación previa a tu partida? ¿Cómo te preparaste para el viaje?

Investigación: 0
Preparación: 0
Conocimientos: 0
Inocencia: 1.000%
Ganas: 10.000%

¿Consultaste con alguien antes de emprender el viaje o solo con la almohada?

No había nada que consultar. No tenía elección. El niño había nacido para eso, y con eso estaba comprometido. Era doblar el mundo, o nada.

Emilio Scotto la vuelta al mundo en moto¿Quiénes te despidieron el día de tu partida? Contanos sobre ese momento.

Fue una partida solitaria. Nadie creía que llegaría muy lejos. “Mas allá de Rio de Janeiro no llegarás” aseveraban mis amigos. ”En 2 semanas estarás de regreso” vaticinaba la mayoría. Aquella mañana del 14 de enero de 1985, amaneció gris y lluviosa en Buenos Aires. Monte en la moto, y me fui. Solo me despidieron mi madre, mi hermana, y mi perra bóxer (sugar). Le di un beso en el hocico y le dije “esperáme”. No pudo. Ella también tuvo que partir.
Mi familia lloró tanto que varias veces me pregunte qué derecho tenía yo de hacerlos sufrir así. Pero, baje la visera del casco y enfile hacia el mundo. Nunca más mire hacia atrás.

¿Sabías que te ibas a ir por todo ese tiempo o la duración del viaje se fue dando sobre la marcha?

Sabía que el Emilio Scotto que se reflejo en el vidrio de la ventana de mi apartamento, aquella mañana de la partida, había quedada ahí para siempre. Yo me iba, por toda la vida, y Emilio Scotto ya nunca más seria el mismo, sino otro. La mutación iba a ser extrema. Y sin tiempo.

Emilio Scotto la vuelta al mundo en moto¿Por qué la moto se llama “Princesa Negra”?

Así la bautizó un presentador de televisión en New York, EEUU, durante su programa sicológico que se llamo: ¿Que pasara con Emilio Scotto cuando regrese de la luna? -Esta moto… esta moto… -decía mientras le pasaba la mano- No es una moto… es como si tuviese vida propia. Es…, es…, ¡Una princesa! Claro. ¡La Princesa Negra! Y ahí le quedo, para siempre.

¿Qué es lo que no puede faltar en tu equipaje durante las travesías?

La cámara de fotos, un lápiz y papel (a la antigua), una navaja victorinox, y medias. Muchos pares de medias.

Contanos de tu casamiento en la India con Mónica. ¿Qué sentiste al volver a verla? ¿Cómo la convenciste de que se reuniera contigo?

Mónica era una novia que había tenido en Argentina. La conocí a sus 17 años. La deje, y me fui. Le dije que se casara, que hiciera su vida. Ella me dijo que esperaría. Pasaron los años, y un día me di cuenta que había dejado atrás, lo que con tanto empeño buscada adelante. La llame, dejó todo, voló a la India, nos casamos en el Taj Mahal, sacrifico todo, y se convirtió en la mujer aventurera. Mónica recorrió 86 países, sentada detrás en la moto. Mónica es la razón de estar vivo. El ser mas celestial que existe sobre la faz de la tierra. Un ángel, que bajo del cielo para estar a mi lado. Mónica es luz en la oscuridad. La historia que se tendría que escribir es sobre Mónica, no sobre Emilio Scotto.

Emilio Scotto la vuelta al mundo en moto¿Te quedó algún lugar sin visitar?

Visité 279 países, islas, territorios de ultramar y atolones. Me quedaron 9, entre países e islas. ¿Cuáles? Ese es mi secreto.

¿El lugar al que siempre volverías? ¿Y al que no te gustaría volver jamás?

India, China, Indonesia, Turquía, Marruecos, Kiribati… No existe lugar al que no volvería jamás. Volvería a todos. Pero, principalmente a uno, donde quedo parte de mí: África, que solo deja ver su alma a quienes saben dirigirse a ella. Y, sobre ese vasto y salvaje continente, al lugar donde mis huellas me están esperando: Sahara.

Durante el viaje, ¿tuviste miedo?

¡Claro! Me cagué en las patas mil veces. El miedo es un tributo, no una vergüenza. El que dice no sentir miedo, miente, o es un idiota.
Cuando me dispararon en la guerra de Nicaragua. Cuando casi me desbarranco 1000 metros en el Cerro de la Muerte en Costa Rica. Cuando estaba cruzando el Sahara (18 días) y me quede sin agua y gasolina, atrapado en una tormenta de arena. Cuando en la selva negra de Guinea, trataba de abrir un camino para llegar a Sierra Leona, y me quede atrapado en un pantano desconocido. Cuando la guerra de Somalia, la cárcel en Chad, los golpes del soldado liberiano en Monrovia pidiendo mi confesión que había ido a matar al presidente, el tifón sobre un barco carguero que casi se hunde en el Golfo Pérsico, la malaria… etc., si no hubiese sentido miedo, no hubiese salido vivo.

Emilio Scotto la vuelta al mundo en moto¿Lloraste?

Mucho. Muchas veces. Y todavía lo hago.
Mucho de mí quedó allá atrás, en aquellos caminos, en aquellas miles de casas de familias donde entre. Darlene, en el Amazonas. Y Pedro, el viejo garimpeiro buscador de oro que ya no volveré a ver. Y mi amigo Fun Khuan de Laos, y el bebe de Chita que lleve en la moto de Tanzania a Kenia. Cuando recuerdo, lloro.
Gracias a Dios.

¿Reíste?

Soy del tipo más serio que cómico. Cuando cuento las historias de mis expediciones todos quedan extasiados. Cuando cuento un chiste no me rio ni yo. Pero, si reír es sinónimo de ser feliz, de estar satisfecho con la vida que uno llevo adelante, entonces rio, con todas mis ganas.

Emilio Scotto la vuelta al mundo en moto¿Una cábala?

Ni borracho. Jamás una cábala. Lo único que ejercito –aunque no tengo ninguna explicación razonable de por qué lo hago- es que a veces, cuando alcanzo lugares extremos, remotos y fuera de los caminos turísticos, me paro sobre alguna roca, hincho el pecho todo lo mas que puedo, y con un placer que raya en el orgasmo me golpeo el pecho con los puños como los monos, al tiempo que lanzo un muy bien elaborado grito de Tarzan. Y luego me siento muy, pero muy feliz. Casi extasiado.

¿Cómo te comunicabas con tus familias y amigos?

Emilio Scotto la vuelta al mundo en motoNo lo hacía con mis amigos. No hay ninguna explicación de por qué. Con mi familia, les escribía cartas, contándoles como era el mundo, y como este me iba cambiando.

¿Qué fue lo primero que hiciste cuando regresaste a tu hogar en la Argentina?

Comí un asado, con mi familia y la familia de mi esposa, Mónica. Habían pasado 10 años, 2 meses y 19 días de ausencia. Pero solo estuve en casa un mes. A los 30 días me fui, y nunca más regrese, salvo, recientemente, en contadas ocasiones. ¿Por qué? Por nada puntual. Y por todo. Mi casa ya no estaba ahí, en el barrio de Belgrano. Mi casa esta allá, en el desierto de Gobi, en la Ruta de la Seda, en las laderas del Kilimanjaro, en el Dahow árabe navegando hacia la isla de Zanzíbar. En los callejones bombardeados de Mogadishu, Somalia. En la selva del amazonas, navegando el Solimoes, y el Das Mortes. En la celda de Papillon, en la Guyana Francesa. En el Ganges, el Mekong, el Nilo, en el Tíbet…
Ahora tengo ganas de llorar.

Emilio Scotto la vuelta al mundo en moto¿Cómo era el Emilio que partió? ¿Cómo es el Emilio que regresó después de 10 años en las rutas?

El que partió, a los 30 años, era un niño inocente de 15, sin información. Un Forest Gump. El que regresó, a los 40, tiene 100 años. Sin quejas, al contrario, tremendamente agradecido a la vida y a Dios. Pero, los 735.000 kilómetros de conocimientos pesan en el cerebro.

¿Alguna costumbre que adquiriste durante el viaje y que hoy continúas?

A veces, entre las 4 y 5 de la tarde, me tiro en el piso, en cualquier lugar que este, y duermo profundamente durante 2 o 3 minutos. Trato de evitarlo, y a veces lo logro, pero más de una vez lo hago en medio de una reunión, fiesta, o en la calle.

¿Qué fue lo que más extrañaste durante el tiempo que estuviste de viaje?

A Mónica, y a mi perra bóxer, Sugar.

Y cuando no estás viajando por el mundo, ¿qué es lo que más extrañás de estar en viaje?

Emilio Scotto la vuelta al mundo en motoExtraño ser feliz. Cuando no estoy en mis caminos, sufro, y me desangro por dentro, gota a gota.

¿Qué significó entrar en el Libro Guinness de los Récords? ¿Te habías fijado esa meta al iniciar el viaje?

Yo entré al Guinness por decisión de ellos, no mía. En los 80´s ni sabía lo que era ese libro. Si bien acepto que el estar en el Guinness durante tantos años cambio muchas cosas, cierto es también que yo soy un viajero, no un hombre récord.

¿A qué te dedicás desde que regresaste? ¿Dónde vivís?

Nunca regresé. Uno regresa a su nido. Yo ya no tengo nido. El hombre no nació para tener raíces, sino alas. Viví en Madrid, Paris, Los Ángeles, y ahora vivo en Miami. Estuve muchos años relacionado con el ambiente de Hollywood (demasiados). Ahora, después de tantos años de lucha, estoy en plena inauguración de mi propia productora de televisión, junto a 5 socios, a uno de los cuales –que pronto presentare- le deberé tal vez la felicidad del resto de mi vida.

Emilio Scotto la vuelta al mundo en moto¿Tenés hijos o te gustaría tenerlos?

No se puede ser un trotamundos, y un buen padre. Al menos yo no puedo. Admiro a los que si lo logran.

Contanos sobre tu próximo desafío: “Caravana 2008”.

Será el más grande reality show de la historia: 20 motos, 10 4x4, 3 unimog, 3 camiones, 2 helicópteros, 110 personas, 23 países, 6 meses de viaje. Y les doy una primicia: en marzo conseguí el capital necesario para llevar adelante el proyecto “Caravana”. Pronto lanzaré toda la información a través de mi página web.

 

Entrevista exclusiva para Todoparaviajar.com. Agradecemos a Emilio Scotto y Mónica Pino.

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