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13 de marzo de 2013
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El río como metáfora de la vida

El 8 de abril, el pueblo gitano homenajea a sus antepasados en la simbólica ceremonia del río en la que se escenifica la esencia de este pueblo errante.
El río como metáfora de la vida
Ceremonia del río

Por Henar Riegas
El río es un elemento natural cargado de simbología. El agua es la vida. El río lleva agua, agua que fluye, que se deja ir, que asume el recorrido que le dibuja la naturaleza. En el camino se va llenando de circunstancias. Puede ser apacible o bravo, caudaloso o discreto. Son muchos los poetas que se han referido al río para escribir la metáfora de la vida, con su discurrir imprevisible. En esa línea y con toda la simbología que arrastra,  la comunidad gitana se reúne frente al río, cada 8 de abril (Día Internacional del Pueblo Gitano), para celebrar una ceremonia repleta de ritos que se enlazan con lo más esencial de esta etnia, especialmente con su condición nómada. Los gitanos, como el río, viajan, se dispersan, se reúnen de nuevo, se adaptan a las circunstancias del lugar donde llegan pero sin desprenderse de su esencia, como escribió el belga Jan Yoors en su libro “Los Gitanos”, después de haber convivido varios años con distintas comunidades romaníes. En definitiva, la historia y la intrahistoria han demostrado que las tradiciones del pueblo gitano perduran más allá de los siglos y de las fronteras donde se ubiquen.bandera gitana de ceremonia del rio
Memoria por las víctimas del nazismo
Son muchos los prejuicios que hasta el día de hoy se siguen manteniendo sobre la comunidad gitana. Así, a lo largo de la historia, este pueblo trashumante se ha visto sometido a graves injusticias, como el racismo y las persecuciones. Precisamente la ceremonia del río es un momento para rendir especial homenaje a las víctimas gitanas del holocausto nazi, que fueron en torno a medio millón.
Como se trata de un momento especial, todos los símbolos se ensamblan para conmemorar a los antepasados del pueblo gitano. El agua es el nexo. Todos están invitados. Payos y gitanos. En numerosas ciudades españolas, allí donde pasa el río, el que quiera puede sumarse porque está celebración está cada vez más extendida. También en otras localidades de Europa (donde se asienta la mayoría de la población romaní) y en cualquier otro lugar donde haya ciudadanos gitanos. Los que participan se colocan en la orilla, contemplando cómo corre el agua. Las mujeres arrojan flores, pétalos de colores. Los hombres lanzan velas. Esta ceremonia, la más significativa de todos los actos de la celebración del Día Internacional del Pueblo Gitano, rememora cómo esta comunidad decidió exiliarse de su tierra oriunda en el Punjab (India) y comenzó a recorrer el mundo, en un itinerario que se asemeja al recorrido genuino de los ríos, fluyendo sin considerar las fronteras geográficas, identificándose como un pueblo apátrida que recorre el mundo buscando tierras amables. Las flores se tiran al agua representando el fluir de la vida y caen entre el azul del cielo y el verde del campo, que son los colores que componen la bandera gitana. Todo se carga de significado, los pétalos simbolizan los pensamientos mientras las velas componen los recuerdos.
La evocación de los ausentes
La ceremonia del río se celebra el 8 de abril. No es un día cualquiera. Todo lo contrario. Es el día que recuerda el congreso romaní celebrado en la misma fecha en 1971, en Londres, en el que se instituyó la bandera y el himno gitanos. Ese acontecimiento implicó la designación como Día Internacional del Pueblo Gitano que tuvo lugar en otro congreso internacional celebrado en Varsovia en 1990.Ceremonia del rio
Si bien la ceremonia del río, que se extiende por ciudades de todo el mundo, es el acto más significativo de esta jornada festiva, es también una oportunidad para recordar a las instituciones y a toda la ciudadanía, que el pueblo gitano aún aspira a ser reconocido y tratado en igualdad de condiciones y a alcanzar las mismas oportunidades y necesidades que disfrutan o padecen el resto de sus compatriotas en cualquier país en el que vivan. Es una jornada para significar que hay muchas personas de origen gitano que quieren dejar de ser rechazadas, discriminadas, vistas con recelo y a veces maltratadas.
Una de las estrofas del Gelem Gelem, el himno gitano, dice: “Abre, Dios, las negras puertas, que pueda ver dónde está mi gente. Volveré a recorrer los caminos y caminaré con afortunados calós. Estos versos, que fueron reconocidos aquel 8 de abril en Londres, y que se cantan en su Día Internacional en todos los rincones del planeta, certifican cómo honran los gitanos a los suyos, y cómo el camino, que los une y los separa, es una de sus señas de identidad. El río, en un día solemne, congrega a los vivos para rememorar a los muertos mientras la vida sigue su curso.
Si has participado alguna vez de esta ceremonia, o alguna similar, cuentanos tus experiencias en nuestra seccion de Relatos de viajeros.

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