En los últimos años el gobierno de Ecuador realizó una inversión de cientos de millones de dólares para modernizar y poner nuevamente en funcionamiento los históricos 456 kilómetros de vías que unen la costa ecuatoriana con la zona de Los Andes.
La flamante ruta, que conecta la ciudad de Quito con Guayaquil, fue nombrada este año como la mejor experiencia turística de América Latina y la mejor manera de conocer Ecuador, según escritores ingleses de turismo y medios especializados en el World Travel Market que se realizó en Londres.
El tren "Crucero" ofrece un servicio que combina la aventura y el lujo durante 4 días y 3 noches. Los 54 pasajeros para los que tiene capacidad el tren, pueden disfrutar de los paisajes de la costa ecuatoriana, los verdes paisajes de las sierras andinas y visitar puntos históricos, comunidades indígenas, saborear platos locales y ver cómo se hacen artesanías típicas.
Esta vía férrea fue construida entre 1897 y 1908 para unir la humedad del océano Pacífico con Quito, la capital más alta del mundo que se encuentra a más de 2.800 metros sobre el nivel del mar.
Para los amantes de la aventura - y de la altura- el tren Crucero ofrece la ascensión de 2.900 metros en 56 kilómetros de recorrido, a través de emocionantes zig zags al borde del abismo. Esta parte es conocida como la "Nariz del Diablo" que le ha dado, al sistema ferroviario ecuatoriano , el apodo de "el ferrocarril más difícil del mundo". En los tramos más icónicos del recorrido, el tren será conducido por locomotoras a vapor, totalmente restauradas, de comienzos del siglo XX para darle un toque tradicional al viaje.
El Tren Crucero cuenta con cuatro coches antiguos, dos de los cuales están equipados con mesas y sillas en donde los huéspedes podrán disfrutar de algo para comer y admirar la vista desde sus grandes ventanas. Otro de los vagones dispone de una cafetería de época en donde se sirven platos y bebidas típicamente ecuatorianos. El último coche cuenta con una zona para estar y también con una terraza abierta donde los huéspedes pueden apreciar - al aire libre- la majestuosidad de la vista panorámica.
El servicio incluye las comidas y conexión a Internet durante el viaje, además de que el tren cuenta con lockers para guardar las pertenencias y hasta una tienda para comprar souvenirs.
Durante la noche, el tren frena en paradas seleccionadas donde los pasajeros se hospedan en antiquísimas haciendas tradicionales y hoteles locales.
En las diferentes paradas, los pasajeros pueden conocer los productos típicos y la cultura de cada una de las comunidades, además de poder colaborar con las economías regionales comprando sus artesanías.
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