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10 de octubre de 2012
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Misachicos: la gran fiesta de la fe del norte argentino

Cada año en esa región se venera al santo patrono en una colorida peregrinación con música y costumbres típicas.
Misachicos: la gran fiesta de la fe del norte argentino
Gauchos de Guemes acompañando Misachico. Cachi-Saltacan

Por Cynthia De Simone
Las llamaradas de fuego van mutando de color: rojo, amarillo y naranja azulado. El cielo permanece oscuro, apenas iluminado por el brillo de una noche estrellada.
En la plaza principal de Cachi, pequeña localidad del noroeste argentino, a 157 kilómetros de la ciudad de Salta, cada 18 de marzo, durante la víspera de San José (Santo Patrono) se lleva a cabo la Quema de Cardones.quema de cardones, Cachi Salta
Esta especie vegetal que llega a medir hasta tres metros de altura, actualmente se encuentra protegida y es muy común en la zona de los Valles Calchaquíes, donde se la utiliza en un ritual en el que se coloca en forma de pirámide un grupo de ejemplares caídos junto a otras maderas que serán quemadas posteriormente como símbolo de la fe del pueblo y la luz de la vida.
En el interior de la iglesia principal (situada junto a la plaza 9 de julio) también abunda la madera del cardón, tanto en el altar como en los confesionarios, que fueron construidos con este material.
Mientras algunos de los presentes forman parte de la fogata, otros aguardan en la recova del Museo Arqueológico, el momento en que se dé inicio formal a esta tradicional costumbre norteña.
Pero la verdadera fiesta llega al día siguiente, cuando desde numerosos parajes, arriban al pueblo los misachicos (o misa pequeña) una ceremonia religiosa compuesta por familias o grupos de moradores que se desplazan por las calles de piedra llevando una figura del santo patronal o la Virgen María, que permanece dentro de una urna de vidrio, sostenida en andas por cuatro fieles.
La imagen la conserva una familia durante el resto del año en su propia casa hasta la fecha aniversario, momento en que se transporta a San José de Cachi por las calles adoquinadas del pueblo en una procesión que se dirige a la iglesia para ofrecerle una misa homenaje, de la que también participan los gauchos de Güemes, que llegan a caballo con sus clásicos ponchos rojos y sombreros negros, para realizar un atractivo desfile, donde no faltan las danzas folklóricas como el gato y la chacarera.Coya adorando al Santito Misachico Cachi-Salta
Durante la peregrinación, que arranca desde temprano, se escuchan los sonidos de algunos instrumentos típicos de la región, como sikus, tambores y erkes, interpretados por músicos que acompañan algunas coplas que improvisan los feligreses en señal de agradecimiento a la divina providencia.
Las pequeñas figuras religiosas, que por lo general son de yeso, están adornadas con puntillas, guirnaldas y flores coloridas. Las mujeres caminan a paso lento junto a marido e hijos, luciendo amplias polleras o vestidos con volados con su larga cabellera trenzada y algún gorro o sombrero para protegerse de los intensos rayos de sol.
Cuando suenan las tres campanadas, se da comienzo al izamiento de la bandera nacional, provincial y papal junto al recibimiento de las autoridades locales. Luego el pueblo participa de un almuerzo comunitario donde abundan las empanadas salteñas y los tamales.
Para ese entonces, en Cachi (“Sal” según la lengua quechua) todo es festejo y alegría.
La provincia argentina que limita al norte con Bolivia y aparece en el mapa con forma de zapato recibe el nombre de Jujuy. También se la conoce como “La Tacita de Plata” y acorde a sus características geográficas se divide en cuatro grandes zonas: Los Valles Centrales, La Puna, Las Yungas y La Quebrada de Humahuaca, ésta última declarada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad y una de las bellezas más imponentes de la región. 
Una de sus fiestas populares más renombradas y que incluye numerosos misachicos, es la que se inicia en el cerro de Punta Corral (a 3600 metros de altura) y culmina en la turística ciudad de Tilcara, famosa entre otros encantos, por “El Pucará”, una antigua fortaleza indígena que se encuentra allí mismo, es decir a 42 kilómetros de San Salvador de Jujuy, la capital provincial.
Según cuentan las leyendas, en el año 1835 la Virgen de Punta Corral se le apareció una tarde vestida de blanco al pastor Don Pablo Méndez, a quien le pidió que volviera al día siguiente para buscarla. El hombre quedó perplejo ante el milagro y sólo atinó a señalar el lugar con unas pequeñas piedras.Misachico en Jujuy
Aunque el reencuentro nunca se produjo, el sacerdote halló una extraña piedrita blanca que en algo se parecía a la imagen de la Virgen de Copacabana, con su manto icónico y su singular corona, por lo cual en ese lugar (perteneciente al departamento de Tumbaya) y a 45 kilómetros de Jujuy capital, se levantó una capillita que el tiempo desmoronó y un vecino que había recobrado su salud gracias a sus ruegos a la Virgen, pudo reconstruir. Desde entonces, se resolvió que la piedra hallada quedara en la iglesia.
Cada año, una semana antes de la Pascua, una multitud de peregrinos emprenden una larga caminata hacia el paraje del Santuario de La Virgen, para dar inicio a la fiesta de fe más importante de la Quebrada de Humahuaca.
Para subir a su encuentro existen cuatro senderos. Algunos peregrinos optan por el de Tumbaya, un camino largo pero con una pendiente menos pronunciada. Otros prefieren tomar el acceso más corto, pero con mayor pendiente, aquel que parte desde Tunalito y va directo al Abra de Punta Corral.
Para emprender este recorrido se aconseja llevar un calzado cómodo y ropa de abrigo. Quienes se queden a dormir deberán llevar carpa, bolsa de dormir y elementos tales como linterna y bidones con agua.
El miércoles Santo se inicia el descenso en el que la Virgen que apenas tiene 35 centímetros de alto, baja en andas vestida resplandeciente y cubierta de flores para ser trasladada a la Iglesia de Tilcara, adonde van llegando los misachicos de toda la quebrada.
Del recorrido participan pobladores del lugar y zonas aledañas, acompañados por varias bandas de sikuris, marchando como en una procesión bíblica, a través de caminos pedregosos y de herradura.
Los tilcareños celebran este acontecimiento con profunda fe cristiana y para ello disparan cohetes y bombas de estruendo al ritmo de cajas, bombos, quenas y erkenchos. La fiesta alcanza su punto álgido el Sábado de Gloria, en el que el pueblo revive con emoción la jornada de la Resurrección, luego de haber padecido la procesión nocturna con antorchas que rememoran el Santo Entierro.
Finalmente la Virgen vuelve al templo de Punta Corral, el 17 de julio venidero, pero el clima ya no es de fiesta para los fieles de la Quebrada, sino de dolor y tristeza porque la Mamita retorna a su lejano templo, rodeada de misterio y misticismo.
Esta tradición también se extendió a diferentes iglesias de San Salvador de Jujuy, Palpalá, San Pedro y Ledesma, y en algunas poblaciones de las Yungas.
En la provincia de Catamarca del noroeste argentino, recibe el nombre popular de “Morenita del Valle”. Cada año se celebra la Fiesta de la Virgen del Valle de San Fernando de Catamarca en dos fechas: una que se inicia el 30 de noviembre y culmina el 8 de diciembre, y la otra en el mes de abril, durante el tercer domingo a contar desde la Pascua de la Resurrección.
Aunque la celebración de diciembre es la más popular, el clima de la ciudad en ambas ocasiones, es entusiasta y pleno de fe. En el último mes del año se reza  La Novena de la Santísima Virgen, cuando comienza la ceremonia oficial.virgen del valle de catamarca
En cambio durante el rito de abril o mayo (según el calendario de Semana Santa) se rezan “Las maravillas”, previo ritual de la “Bajada de la Virgen”.
Durante los festejos, las calles se inundan de fieles provenientes de distintos departamentos de la provincia y de otras cercanas, o diferentes puntos del país y naciones limítrofes, algunos de los cuales transportan imágenes de santos en atractivos misachicos. Los hombres lucen ponchos de vivos colores, mientras que las damas visten el “traje de la Virgen”, pollera, blusa blanca y pañuelo celeste en la cabeza. En la procesión que venera a la Virgen, los paisanos ruegan además por el agua en las zonas desérticas y castigadas por la aridez del clima.
Ramón luna y Enrique “Hurón” Viaña, describieron este fenómeno con su composición Flauta, violín y tambor donde exclaman: “Señora Virgen del Valle, venimos rogando a vos, por el llanto de la tierra, flauta, violín y tambor”.
El último día, se realiza una misa pontificia pero desde las cinco de la madrugada comienzan los oficios religiosos. Durante la tarde se lleva a cabo la imponente procesión de la Virgen, que todo lo santifica a su paso.
Una vieja leyenda de la región asegura que si las hojas de los árboles o sus ramas, fueron tocadas por la Morenita, tendrán la virtud de ser sanadoras si se prepara con éstas, cualquier té.

Si alguna vez has estado en este evento o alguno similar, comparte con otros lectores tus experiencias en nuestra sección Relatos de Viajeros


Ver Cachi en un mapa más grande
 
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