Por Verónica Luna
Las paredes sirvieron como soporte para la narración iconográfica desde tiempos inmemoriales. Desde las civilizaciones primitivas, hasta la adopción de muros como espacios de expresión artística impulsado por el movimiento muralista que tuvo su impulso en México a comienzos del siglo pasado. Fenómeno artístico, cultural y político, los muros son transmisores de mensajes para percibir con los ojos bien abiertos.
El Teatro de los Insurgente, en México D.F., es uno de los edificios que en su frente exhibe un mural de uno de los artistas más representativos del país azteca. Diego Rivera sintetiza en el mosaico la historia de México. La obra grafica la presencia de habitantes originarios, colonizadores (Cortés), figuras representativas de la historia mexicana (Benito Juárez, José María Morelos, Miguel Hidalgo), así como personalidades del teatro, la música y la danza. El mural tiene 46 metros de largo por 10 metros de alto. El lugar central lo ocupa Mariano Moreno Cantinflas como uno de los artistas populares más reconocido que obtiene dinero de las clases adineradas para entregárselas a los de menores recursos. El mural, que data de la década de 1950, es una muestra expresiva de gran valor histórico y cultural.
El Polyforum Cultural Siqueiros, es otro de los espacios que en la ciudad de México ofrece la posibilidad de apreciar el mensaje de sus paredes. El edificio es un centro de eventos culturales, políticos y sociales ubicado en el municipio de Benito Juárez. La obra mural que cubre todas las paredes del complejo, denominada “La marcha de la Humanidad”, es considerada la mayor del mundo. Es un relato de la evolución del hombre desde el pasado hacia el futuro. El edificio tiene el diseño de un dodecaedro. Cada una de las 12 paredes fue decorada por David Siqueiros, otro de los protagonistas del movimiento muralista mexicano. Una barda de 60 metros que se extiende desde la avenida de los Insurgentes hasta la calle Filadelfia, también está decorada de un modo que atrae y se suma al conjunto cultural.
El mural con la imagen de Ernesto Che Guevara es uno de los más emblemáticos de Cuba. Está instalado en la fachada del Ministerio del Interior que da a la Plaza de la Revolución, en La Habana. La imagen, simple, realizada en trazos de acero fundido, reproduce el rostro del médico argentino y la frase “hasta la victoria siempre”, reproducidas incontables veces como símbolo de la lucha e inmortalidad del líder revolucionario. La pieza, que fue realizada por el escultor Enrique Ávila, pesa 16 toneladas.
En la fachada del edificio del Ministerio de Informática y Comunicaciones, también visible desde la Plaza de la Revolución, se puede observar el mural realizado por el mismo artista del héroe revolucionario Camilo Cienfuegos.
Sancti Spíritus, a 350 kilómetros de La Habana, es una pequeña y antigua población que se caracteriza por tener una tradición muralista tanto en el interior de las viviendas como en paredes exteriores. Figuras geométricas, motivos autóctonos, configuran parte del paisaje. Algunos pertenecen a artistas reconocidos como Heriberto Manero y otros son anónimos. El arte se percibe en sus calles y edificios, al punto de ser conocida como la ciudad de los murales.
La East Side Gallery es sin dudas el sitio alemán más simbólico para observar murales. Se trata de una galería al aire libre instalada sobre los fragmentos del derribado muro de Berlín. Con sus 1.300 metros es la galería más grande del mundo. Artistas de todo el globo expresaron en esas paredes su sentir sobre la libertad y la euforia por el fin de la Guerra Fría. Esas expresiones quedaron plasmadas en 103 murales. Se puede visitar en la ribera del Spree en Friedrichshain.
Otros murales que generan asombro son los del artista Eric Grohe cuyas piezas se esparcen especialmente en Estados Unidos, pero hay otros lugares del mundo que también cuentan con sus trabajos. Sus murales son de gran expresividad estética y realismo. En Ohio, un mural denominado Remember Liberty homenajea a los veteranos. La imagen de la libertad acunando a un soldado rodeados ambos del retrato de 284 soldados refuerza el sentido del homenaje. En la plaza principal de Bucyrus, en Ohio, un mural reproduce la imagen de la ciudad a principios del siglo pasado. Otra decena de murales están desparramados en las paredes de Ohio. En otros estados se pueden encontrar murales como el que reproduce la imagen de las Cataratas del Niágara, cuya recreación es tan real que parecen ser las auténticas.
Con la técnica 3D, el artista John Pugh dejó su sello en diversos lugares del mundo. En el centro de Hawaii se destaca el mural que reproduce a la última reina de la isla, Liliuokalani, y a Duke Kahanamoku, practicante de surf, pintados sobre una ola, y unos niños mirando la escena. La leyenda cuenta que es tal el realismo de la obra, que los bomberos intentaron rescatar a los niños. En California, en un edificio de Los Gatos, un mural recrea los efectos de un terremoto. La localidad fue una de las más afectadas por un sismo en 1989. El dios maya del jaguar que aparece en el mural, es considerado el propiciador de los terremotos. Atractivas obras de este artista pueden encontrarse en Alaska, Florida, Arizona, Colorado, Nueva Zelanda.
Testigos de la historia, de las tradiciones, soporte de manifestaciones culturales, las paredes hablan. Artistas de todo el mundo aportan la expresividad necesaria para transmitir el mensaje que los muros quieren contar.
¿Alguna vez viste alguno de estos murales o algún otro? Contanos aquí tu experiencia.
Más información:
Teatro de los Insurgentes
www.artofjohnpugh.com
www.ericgrohemurals.com
Polyforum Siqueiros
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