Senderos de la Argentina

Por Verónica Luna
Andar es una forma de hacer camino. Pero también hay caminos que ya están hechos y que abren una vía para recorrerlos y establecer un contacto diferente con el destino. Esas huellas ya construidas por el constante trajinar tanto de las personas que habitan en la zona como por los animales, son vías alternativas para una vivencia especial.
En su extensa geografía, Argentina tiene una diversidad que se plasma en el relieve, el clima, la flora, la fauna, la población. Sus regiones son tan particulares que presentan diferencias bien marcadas entre unas y otras. Esa diversidad es parte del patrimonio y de la identidad nacional.
La práctica del senderismo es muy habitual en el turismo, especialmente en Europa. Es una actividad que por su bajo impacto, es perfecta para interpretar el ambiente natural, conectarse con las particularidades de cada región, disfrutar del paisaje, tratar con los habitantes de lugar, descubrir la historia del destino y sus riquezas paleontológicas, arqueológicas, su cultura, su naturaleza.
Argentina sabe de la importancia de las sendas para descubrir sus tesoros y su rica geografía. Por ese motivo, tiene un plan de desarrollo turístico basado en potenciar las sendas que lleven a conocer su diversidad. Son varias las alternativas para recorrer a pie las diferentes geografías. Las sendas conectan parques nacionales y reservas naturales en varios kilómetros de caminos. El proyecto de implementar varias rutas abona la idea de que los senderos sean de baja dificultad para más personas puedan transitarlos, incluidos grupos familiares y adultos mayores. Sin embargo, hay tramos de dificultad media y difícil, sólo recomendados para los más experimentados.
El diseño abarca cinco senderos principales: Huella Andina en la Patagonia, Huella Andina Norte, en la provincia de Jujuy, Huella del Fin del Mundo, en Tierra del Fuego, Huella Guaraní en Misiones y Huella Entrerriana en el litoral. Estos senderos tienen como objetivo no sólo facilitar el recorrido a quienes buscan entrar en contacto con el patrimonio local, sino también promover la inclusión de las poblaciones rurales y generar nuevas oportunidades sobre todo a partir del desarrollo de infraestructura turística.
El sendero patagónico fue el primero en difundirse. Abarca 577 kilómetros de recorrido que conectan las diversas regiones que se despliegan entre Villa Pehuenia y el Lago Aluminé, en la provincia de Neuquén, hasta Baguilt, en Chubut. En ese extenso tramo se vinculan los parques nacionales Lanín, Nahuel Huapi, Arrayanes y Los Alerces, así como las poblaciones de Junín de los Andes, San Martín de los Andes, Villa La Angostura, Villa Traful, San Carlos de Bariloche, El Bolsón, Lago Puelo, Epuyén, Cholila y Esquel. En Lago Puelo, incluso, permite conectar con Senderos de Chile.
La versión norteña de la Huella Andina se desarrolla por los caminos de la provincia de Jujuy.  La localidad de Santa Ana se une al Parque Nacional Calilegua en un tramo que permite apreciar el patrimonio natural, cultural e histórico de la región.
El recorrido abarca parte del Sistema de Qhapaq Ñan, camino de origen incaico que atraviesa los ambientes de las yungas y la puna, y que incluye al Parque Nacional Calilegua. Un paisaje de altura que se desarrolla entre abismales precipicios y grandes paredones.
Humahuaca es un punto fundamental en el recorrido. Desde allí, se puede ir hasta Santa Ana. El trayecto ofrece una belleza panorámica asombrosa. Se observa el mirador del cordón montañoso Hornocal cuyo colorido es casi mágico. Se llega a alcanzar una altura de casi 4600 msnm. Luego, a partir de la llegada a Santa Ana, el camino será siempre en descenso, y a lo largo del tramo, podrá apreciarse el cambio, desde el ambiente de la puna hasta las yungas.
Santa Ana es un pueblo diminuto, con casas de piedra y de adobe, distante a 117 kilómetros desde Humahuaca. Iniciando el recorrido en esta pequeña población, se realiza una caminata de 7 horas de dificultad media que conduce desde Santa Ana al Valle Colorado. Siempre es necesario dar aviso a la Secretaría de Turismo de la provincia en forma anticipada o telefónicamente, y la recomendación de hacer el recorrido con un guía está siempre vigente.
La Huella Guaraní se desarrolla en la provincia de Misiones. Son 62 kilómetros de abundante flora y fauna, con comunidades rurales y originarias, y la posibilidad de conocer sus costumbres y tradiciones. Es un ámbito ideal para la práctica del ecoturismo y turismo aventura. Son tramos de dificultad media – alta con los que se aprecia parte de la Reserva de Biósfera Yabotí.
El sendero Huella del Fin del Mundo se despliega a lo largo de 85 kilómetros en los cuales se unen dos reservas, y se visitan el Lago Fagnano, el Lago Yakush, el valle de Tierra Mayor, el Canal de Beagle, Ushuaia y Tolhuin. El recorrido abarca varios días y son tramos de baja dificultad. Se descubre un paisaje increíble, con lagos, lagunas y bosques australes.
La Huella Entrerriana se desarrolla entre Paraná, la capital de la provincia de Entre Ríos con el Parque Nacional Pre Delta, en la ciudad de Diamante. El ambiente de selva en galería, el avistaje de aves, el trekking y el cicloturismo son las actividades más difundidas. A través de la conformación de un corredor entre ambas localidades busca dar difusión a las bondades de la región y permitir un mayor acercamiento de los turistas a conocer sus atractivos.
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