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24 de septiembre de 2014
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Housesitting o cómo viajar cuidando casas

No todos los viajeros sueñan con descansar en un hotel. Cada vez son más los que buscan alternativas de hospedaje menos convencionales.
Housesitting o cómo viajar cuidando casas
Cuidando casas ajenas

Por Henar Riegas
El housesitting es una interesante opción que consiste en cuidar la casa y las mascotas de un desconocido, además de generar la experiencia de vivir en el destino como un local.
El housesitting es un sistema que sostiene la relación que establecen personas de todo el mundo en el que algunos dejan sus casas y animales con extraños de cualquier nacionalidad, con el compromiso de que los cuiden como propios. Esa es la identidad e Internet es la herramienta fundamental para desarrollarla. Existen numerosas webs (principalmente en inglés) en las que los potenciales cuidadores (llamados sitters) y los propietarios (owners) se inscriben para exponer su disponibilidad y su necesidad, respectivamente, así como para conocer sus perfiles y visibilizar una buena primera impresión. Algunas de las webs de referencia son: MindMyHouse, TrustedHouseSitters y Housecarers.
Cómo funciona El funcionamiento de estos registros virtuales es sencillo. Una vez que se ha elegido la página (también es posible inscribirse en todas ellas), hay que cumplimentar un formulario con los datos personales y pagar una cuota anual que oscila entre los 20 y los 50 dólares. Cuando se ha abonado esa garantía hay que redactar un perfil en el que definirse. Esa es una de las partes esenciales del proceso porque se trata de la carta de presentación ante los dueños que buscan personas a quienes dejar el cuidado de sus hogares. Puesto que se trata del primer filtro es aconsejable dedicar tiempo a la redacción en la que deben incluirse los gustos, las habilidades, los intereses y las capacidades. Cabe señalar que, como en casi todo, la honestidad es un plus y conviene esforzarse para resultar atractivo y destacar las aptitudes que se tienen (sin exagerar ni mentir, por supuesto). Otro detalle no menor es redactar el perfil también en inglés, ya que es el idioma más habitual en el sistema. Como consejo, la paciencia es esencial para practicar el housesitting; es imprescindible tanto para escribir el perfil como para esperar una respuesta, puesto que en muchos casos los propietarios solicitan referencias que aseguren cierta experiencia previa, especialmente cuando en sus casas tienen animales. Por eso es probable que en las primeras solicitudes la devolución sea negativa. En cualquier caso, siempre habrá una primera vez. Hay que perseverar y buscar con bastante antelación.  Cómo postularse como sitter Las propias páginas del sistema housesitting tienen un criterio de búsqueda por continentes y países, lo que facilita mucho el primer proceso.  Así, el posible cuidador puede explorar las casas disponibles en función del lugar donde va a estar o donde le gustaría viajar. El owner que necesita un sitter también puede localizarlo con este método.
El viajero que quiera postularse como cuidador debe esmerarse en la redacción de la solicitud. Si el perfil es la carta de presentación, la solicitud es el primer contacto con el propietario y es posible que éste reciba muchas otras. Debe notarse el interés por cuidar la casa y las mascotas, si las hubiera. Hacer housesitting no es conseguir alojamiento gratis para vivir en un lugar durante un tiempo. Cuidar una casa ajena implica mucha responsabilidad y debe tenerse en cuenta antes de dirigirse al propietario. Una vez enviada la solicitud, si hay interés, lo normal es que exista una comunicación previa vía mail e incluso conversaciones por Skype para tener un primer contacto más directo.
Las tareas que el cuidador debe realizar dependen de lo que se acuerde con los dueños. Cada casa es una realidad particular. Es importante aclarar previamente cuáles son las responsabilidades que se exigen y se asumen para evitar confusiones. Ser housesitter implica cuidar y vivir las casas como si fueran la propia, con lo que lo habitual es regar las plantas, atender a las mascotas y mantener un orden razonable, además de solucionar los imprevistos que puedan surgir durante la estancia.
Son muchos los que se sorprenden de la existencia de un sistema como el housesitting y de la posibilidad de viajar de esta forma, al fin y al cabo es dejar la casa propia a gente desconocida, sin embargo, tanto los sitters como los owners que prueban suelen repetir. ¿Por qué? Porque se trata de una filosofía de vida y de viaje. Cada vez más personas se animan, gracias a las posibilidades que ofrece Internet, a participar de modelos colaborativos que implican desterrar prejuicios, perder miedos y generar espacios más humanos, utilizando las redes de contacto para establecer relaciones reales y para recuperar la confianza en los otros. Viajar siendo sitter es una experiencia que ofrece la posibilidad de sentirse un habitante del lugar, generando un contacto más próximo con el entorno y con los vecinos.

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